III. La primera piedra

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-¡Hogar!- gritó Hoseok internándose en el apartamento a toda velocidad una vez que Yoongi hubiese abierto la puerta.

El pelirrojo se dirigió a su sofá favorito el cual era de color crema con detalles de madera en los costados, una vez ahí extendió su cuerpo con pesadez acompañado de un gran alivio por haber llegado finalmente a su casa.

-Que melodrama- dijo el albino dejando pasar a su líder al recinto, este iba cabizbajo y malhumorado por los recientes eventos de la noche anterior. Yoongi no esperó la orden y rápidamente cerro la puerta de la casa con las tres cerraduras y las 2 cadenas de emergencia que resguardaban el portón de su hogar, verdaderamente parecía el portal de una fortaleza de la edad media, cualquiera pensaría que sufrían atentados todos los días y por eso los candados de seguridad pocas o mejor dicho nulas veces eran quebrantados.

...el caso. . .es que casi era exactamente así.

La casa que compartían los tres jóvenes formaba parte de un pequeño grupo de 10, todas con la fachada externa hecha de un material que parecía cantera, con un color grisáceo claro otorgándole a las construcciones un aire mas antiguó y fuerte. Los hogares se encontraban distribuidos  en una pequeña callejuela perdida, olvidada pero muy modesta que evocaba la añoranza de tiempos mejores para esas casitas teñidas de gris.

Con 5 estructuras a un lado del callejón y 5 al otro toda la imagen en si parecía una postal de los años 30's, la callejuela se encontraba muy bien escondida entre las demás casas clase medieras de la época la mayoría abandonadas y carcomidas por el pasar de las lunas y los soles, mientras que otras pocas permanecían ocupadas por viudas, ancianos  o parejas de viejos resignados a consumirse juntos entre esas paredes gastadas y sucias.

A pesar de la deprimente atmósfera que otorgaba la estrecha calle, esto pocas veces afectaba a los inquilinos de la tercer casa del conjunto, pues en está era donde habitaban los amigos, y aunque parecieren tres chicos desinteresados por la estética en realidad era todo lo contrario pues los tres adoraban su casa, la cuidaban y arreglaban con tan solo presentarse una falla, no era necesario decir mucho sobre el estado de su hogar, pues bastaba con observar su pequeño jardín y la fachada que era simple y sencillamente "lindos", como los llamaba Hoseok.

Pero la belleza externa de la casa no se comparaba con la interna la cuál mantenía un equilibrio simplemente perfecto entre lo clásico y la modernidad. Los finos pisos de madera pulida contrastaban perfectamente con los muebles de color caoba, las suaves cortinas crema iban a juego con las paredes de la casa de color hueso, y la suave iluminación era contrastada por la fina decoración de obras de arte desde pinturas hasta esculturas, pasando por alfombras y pequeños decorativos... era un lugar bonito.

Pero nada en ese momento importaba...

Tanto era el malhumor del mayor de los tres que en cuanto entró dio vuelta a la derecha para dirigirse hacia las escaleras que conducían a su alcoba,  no volteo hacia sus compañeros, no fue hacia la cocina como cada vez que regresaban para comer algo ligero, no abrió las ventanas de la sala para dejar que la casa respirara el aire de la mañana, no dijo nada, no miro nada más que los peldaños de madera que lo llevaban a la parte superior de la casa.

Nada, solo fue a su cuarto.

-¿Que le pasa?-  preguntó un tanto incrédulo el pelirrojo mientras veía a su amigo, ante este comentario Yoongi solo soltó un pesado y muy cansado suspiro mientras se recostaba en "su trono" como el llamaba a un sillón de terciopelo vino con detalles en negro, colocando ambas piernas en el respaldo izquierdo para los brazos y apoyando su cabeza en el contrario. Tranquila y suavemente le pregunto a Hoseok.

Sapphire bloodWhere stories live. Discover now