Heartbeat Fuzz [Kamijirou]

Pesadillas

Kyouka odia el terror.

No soporta nada que tenga que ver con ello: ni películas ni juegos, ni nada por el estilo. Le aterroriza de sobremanera y simplemente no puede aguantarlo. Antes del campamento podía soportarlo de cierta manera, aunque sus gritos durante aquel juego que tuvo lugar antes de que el infierno se desatara dejaron bastante claro a toda la clase B que ella era muy asustadiza. No era lo mismo con villanos, ellos no le daban miedo en sí, era más bien todo lo que tuviera que ver con fantasmas, sustos, monstruos... algo bastante patético e irracional, teniendo en cuenta que los villanos no le parecían tan terroríficos y sí podían matarla.

Pero no es algo que ella pudiera controlar, desde pequeña había sido así. Si alguna vez veía una película de terror, esa noche no dormía y sus padres tenían que consolarla durante esa noche (o varias, depende de la película). Con el tiempo, directamente dejó de verlas.

No eran su problema o miedo más grande.

Hasta ese momento.

Después del campamento, Kyouka empezó a tener pesadillas que no tenían nada que ver con monstruos o fantasmas.

A veces soñaba que Tooru y ella morían por el gas; otras veces, los villanos las encontraban antes de que llegase el gas y las mataban; otras, podía ver cómo mataban a todos sus compañeros y ella no podía hacer nada; soñaba que la secuestraban y le quitaban su kosei después de torturarla. No podía soportar el último, sintiéndose una completa cobarde y muy débil. Ragdoll había sufrido exactamente eso y Bakugou podría haberlo hecho también, y este último parecía estar perfectamente bien. No tenía derecho a sentirse así.

Parecía.

Solo había hablado de sus pesadillas con Yaomomo y esta le había confesado que, a veces, también tenía pesadillas, por lo que puede que muchos de su clase estén pasando por lo mismo. Conociendo a Bakugou, jamás admitiría estar pasando por algo así si ese fuera el caso. Momo es a la única persona de la clase a la que podría confesarle aquello sin sentirse mal consigo misma por ser demasiado débil. Después de todo, Kyouka no había pasado ni por la mitad de lo que había pasado gente como Bakugou, Midoriya o hasta la propia Momo. Y le dolía reconocerlo con Bakugou porque no le tenía mucho aprecio de momento y le parecía que debía relajarse, especialmente por cómo había visto que trataba a Midoriya. Aún así, después de todo ese incidente y del Festival Cultural había aprendido a apreciarlo y vio que parecía estar mejorando con su comportamiento. Hasta se había dado cuenta de que hasta tenían cosas en común.

Y tocaba la batería muy bien. Eso siempre da puntos.

Aquella confesión a Momo le hizo sentirse mejor y, gracias a eso, las dos pudieron hablar y ayudarse mutuamente. Yaomomo y ella se habían entendido sorprendentemente bien desde el principio de curso. Gracias al incidente de la USJ se acercaron mucho más, cosa que también pasó con Kaminari, y desde entonces se habían vuelto prácticamente mejores amigas. Solían comer juntas y pasar el rato en una de sus habitaciones. Se llevaba igual de bien con el resto de las chicas (menos mal, porque solo eran seis chicas), pero Momo y ella se entendían mejor entre ellas. Sobre todo, eran más tranquilas que las demás, aparte de Tsuyu, y Kyouka apreciaba mucho la tranquilidad, sobre todo después de todo lo que habían pasado en apenas ocho meses...

Pero el caso es que sabía que si veía una película de miedo, si no se desmayaba, iba a tener pesadillas fuertes. Ya sea mezclando el campamento con demonios o algo parecido, y ella no quería pasar por eso, gracias. Suficiente con tener que lidiar de vez en cuando con sueños horribles.

Pero, por supuesto, había compañeros a los que las películas de miedo les encantaban. Ya había habido un par de ocasiones en las que habían puesto películas de terror en la sala común y Kyouka siempre subía directamente a su dormitorio, siempre disimulando y diciendo que ese día tenía cosas que hacer; no quería reconocer abiertamente que le daban miedo y que seguramente harían peor sus pesadillas. Con que lo supiera Momo ya era suficiente y no estaba tan mal como para tener que ir a pedir ayuda a Recovery Girl.