Parte 5: Creo que es amor

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Coraima había pasado todo el fin de semana encerrada en su cuarto tal y como su madre se lo advirtió.  Ya era lunes y su madre no iba a permitir que faltara a la escuela, por lo que la dejó salir.  Antes de salir de la casa Coraima escuchó a su madre hablar por teléfono con su padre, solo escuchaba murmullos, pero hubo una parte que entendió muy bien.  Rafaela iba a estar frente a la escuela vigilando si su hija entraba o salía de allí.

-Ay mami, te creerás que soy pendejaa… Jajaja.- se dijo para ella misma con una voz sumamente bajita, pero muy malévola.

Llegaron a la escuela y resulta que Coraima tenía la primera hora libre, así que le dijo a sus amistades que no salieran todos juntos afuera y les explicó el resto, si ellos salían sin ella su madre iba a sospechar.  Le avisó a Joel acerca de su hora libre e inmediatamente él la fue a buscar, mientras su madre vigilaba el frente de su escuela ella su escapaba por la parte de atrás, la verdad es que era una suerte que su madre no hubiera estudiado en la misma escuela que ella y no supiera todos los escapes que tenía esa superior. 

Tan pronto se sentó en la guagua de Joel lo primero que hizo fue plantarle un beso, extrañaba demasiado esos labios carnosos y suaves que la volvían loca.  La verdad es que ese fin de semana con ella misma pudo poner todos sus sentimientos en orden y darse cuenta de que había algo más que atracción.  Joel le estaba provocando sentimientos más profundos.  Coraima se estaba dando cuenta que Joel no era como otros que solo la llenaban de palabras, él también le decía sus piropos, pero le demostraba con cada beso, con cada caricia, con cada mirada que la quería y que la quería hacer feliz.  Le demostraba que haría todo por estar con ella.  Coraima ya no podía verlo como juego, ya no podía ni pensar en esa idea.

Llegaron a la casa de Joel y decidieron ver una película.  Coraima no fue con rodeos y comenzó a besarlo apasionadamente.

-Amor yo no quiero faltarte el respeto, mejor veamos la película y cuando sea hora de tu clase me avisas para regresarte a la escuela.- dijo apartándola e impidiendo que continuara besándolo, pero ella lo miró con ganas de dar el paso que no habían podido dar gracias a su madre

-No me vas a faltar el respeto. Hazme tuya.- dijo sin más y sin menos pero con una voz algo excitada

-Por más que yo quieran no lo voy a hacer.- dijo con gran complicación

-Te amo.- lo miró fijamente y esta vez fue él que se la quería comer a besos

Comenzaron a besarse tan apasionadamente, como ya se le iba haciendo costumbre. Sus labios se juntaban y era la sensación más emocionante que pudieran haber sentido ambos, abrían delicadamente sus labios para darle paso a sus lenguas que danzaban como la mejor pareja de baile en todo el mundo.  Estaban experimentando unos deseos increíbles.  Joel comenzó a bajar las manos hacia la cintura de Coraima para acercarla más a él, bueno si es que eso era posible, ella llevó su mano izquierda hasta la parte de atrás de su cuello para provocar un beso aún más apasionado mientras su mano derecha la dirigió hasta su pecho.  Sin poder evitarlo, ella se dejó llevar por lo que su mente le decía, así que le quitó la camisa y comenzó a acariciar su cuerpo como su fuera una escultura. Él tampoco pudo evitar controlarse e igualmente le quitó la camisa a Coraima pero tan delicadamente que parecía que estaba tocando a una mujer de cristal que se le podía romper en cualquier momento.

Sin saber cómo, ya estaban completamente desnudos.  Con Joel esta situación parecía demasiado fácil, parecía que estaban acostumbrados a tenerse uno al otro en este sentido.  Se abrazaban, se besaban y se acariciaban apasionadamente acostados uno al lado del otro.  Hubo un momento en el que ambos se detuvieron para juntar sus frentes y mirarse los labios, estaban agitados y sudados de tanta furia, y eso que aun empezaban.  

-Me encantó escuchar ese TE AMO de tu parte.  No sabes lo feliz que me haces de saber que ya sentimos lo mismo.- dijo entre inhalaciones y exhalaciones

-Estuvimos sin comunicación todo el fin de semana, pero ha valido la pena. Pude descubrir que aparte de la gran atracción que siento hacia ti también te amo, quizás es un amor muy bebé, pero hay amor y sé que con cada día que pase este sentimiento crecerá y crecerá hasta no tener fin.- le respondió entre sonrisa

-Me haces el hombre más feliz del universo entero.- sentenció con una sonrisa enorme y volviendo a lo que estaban.

Esta vez nadie podía descubrirlos, estaban en la casa de Joel la cual Rafaela y Marcos no sabían dónde era.  Nadie iba a impedir que Joel la hiciera suya, ni siquiera ella misma lo iba a hacer.  Se besaban como dos locos, él, aprovechando de su desnudez, tomaba de agarre sus glúteos para acercarla más y más hacia él.  Ella puso sus dos manos en los dorsales de Joel con el mismo fin, acercarlo más a ella.  Él comenzó a bajar llenando cada espacio de su piel con besos.  Ese hombre realmente provocaba sensaciones en Coraima que ella jamás había sentido.  Besó sus senos, como si fuera la última vez que fuera a hacerlo.  Mientras él hacía y deshacía con su cuerpo ella solo podía encorvarse y gemir, su cuerpo no le permitía hacer más.

Se disfrutaron cada segundo.  Se besaron sin dejar espacio en ambos.  Había llegado el momento que tanto deseaban.  Joel puso su miembro muy erecto en el orificio vaginal, la miró a los ojos, pero Coraima no esperó la pregunta para contestarle

-Sí, estoy segura de lo que quiero. Hazme tuya.- dijo entre suspiros que parecían gemidos

Él sonrió y con toda su autorización se dedicó a cumplir el mayor deseo de ambos.  Adentraba su pene sumamente despacio, procurando no lastimarla.  Disfrutando cada centímetro de su vagina.  Coraima dio un gemido algo leve y con una lagrima que se le escapó de su ojo derecho.

-¿Estas bien?- preguntó con preocupación

-Estoy mejor que nunca, continua.- pidió con cierta desesperación

La decisión de una jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora