19. ¡Celos!

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Al lado de Carlos Alberto se encuentra una hermosa, muy hermosa mujer, que sonríe y tiene su mano en la negra cabellera del conductor. Toda la sangre se agolpa de repente en los pies de Paulina, casi como si fuera una gran pesa que no le permite moverse. Él se observa divertido y ríe a carcajadas a la par de esa mujer, ella sigue acariciando su cabello y en algún momento acaricia su mejilla. Paulina se siente alterada, decepcionada, muy muy contrariada. Luka le habla y después de unos segundos percibe la presencia de la pareja en el automóvil, están distanciados, pero no tanto como para confundirse de persona. Luka la toma del brazo y la insta a caminar. El semáforo da vía libre a los conductores y el vehículo continúa su recorrido, por la dirección que toman, Paulina intuye hacia donde se dirigen, el apartamento de él, y Paulina no puede evitar seguir con su mirada el recorrido que realiza aquella perfecta pareja.

Se ven perfectos.

La mujer se le nota que es del mismo estatus social que él, todo en ella denota elegancia y sofisticación, no pudo ver su rostro de frente, pero si su perfil. Su cabello, sus ademanes y todo lo que no se puede describir lleva a darse cuenta de lo que es evidente, es perfecta para él.

En la mañana había hablado con él y le dijo de Luka, se molestó y hasta le dijo que no quería que estuviera cerca de su amigo, aun así y a pesar de que se habían prometido ser sinceros, él no dijo nada de aquella mujer. ¿Sería importante para él?

Paulina no tiene cabeza para las palabras de Luka, cada una de sus frases suenan en un idioma extraño, a pesar de que si lo conoce. Para él no pasa desapercibida la escena que tiene en otro planeta a Paulina y se imagina lo que pasa por su cabeza.

– Paulina... ¿Qué quieres que hagamos ahora? – dice en español el italiano y Paulina se sorprende lo bien que dice aquellas palabras.

– Oye, tu español ha mejorado mucho – Cambia de tema para evitar tocar el tema que es más que evidente y al que espera no llegar, al menos no con Luka.

– He estado practicando mucho. Todos los muchachos del equipo son como maestros de español para mí. – Dice en un parafraseo lento y con marcado acento, pero se comprende cada una de las palabras que salen de su boca.

– Me alegra mucho, sé que es importante para ti poder comunicarte bien, en especial con ellos. – En ese momento la mente de Paulina deja de lado la imagen antes vista y se concentra en las palabras de Luka, en la alegría de su voz y el orgullo que le genera estar avanzando en su aprendizaje del idioma.

Paulina se decide a quedarse más tiempo el centro amurallado con su amigo italiano y caminan por las calles atestadas de gente y de ventas de camisetas de todos los equipos que estarán en el mundial de fútbol, a Luka le llama mucho la atención cada puesto improvisado de venta en las aceras y fotografía a algunos de los vendedores. Después de un rato abandonan ese rumbo y se introducen en calles un poco más tranquilas dirigiéndose la Plaza de Santo Domingo.

Una joyería que expone exclusivas prendas elaboradas a mano en las cuales se incrustan de manera exquisita las más hermosas esmeraldas atrae dos pares de miradas al observar un hermoso broche en forma de pez, donde el ojo del mismo es una delicada esmeralda que brilla con luz propia.

– ¿Te gusta?

Antes que Paulina pueda responder, él se dirige al interior del elegante local y saluda a la dependienta con esa sonrisa encantadora que posee. Paulina lo mira con algo de angustia y vergüenza a la vez, no quiere recibirle un obsequio tan costoso, pero tampoco quiere despreciar su detalle.

La mujer retira de la vitrina el objeto solicitado y lo coloca en manos de Paulina explicando detalladamente las características de este.

– Es una joya hecha a mano, la técnica es filigrana Momposina. Oro blanco de dieciocho quilates...

El Color PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora