El fin de semana había llegado más pronto de lo que hubiera querido Jungkook. ¿No les sucede que cuando más quieren que el tiempo pase lento, parece ir más deprisa?
-Jungkook-ah ¡Te ves increíble!
Seokjin entró con tarros llenos de maquillaje y los dejó sobre la mesa. Se acercó a Jungkook y ayudó a sus demás compañeras a terminar de arreglar al "regalo" del príncipe.
-No es la gran cosa, me siento como siempre.
La verdad era que Jungkook, a través de esa actitud, trató de esconder el miedo que sentía. Iba a perder su virginidad con el príncipe sin rostro y no sabía qué le esperaba al cruzar las puertas de su habitación. Jungkook no tenía esperanzas en que lo fueran a tratar bien. ¿Qué se podía esperar de un cobarde que se escondía para evitar el legado?
Jimin, durante toda la semana, no le habló. A pesar de que ahora mismo estuvieran frente a frente, el chico se negaba a dirigirle la mirada; sólo para cuando necesitaba que levantara algún brazo.
-Necesito que levantes un poco tu brazo para ajustarte la manga.
Le estaban colocando el gran kimono que había sido un regalo del rey, pero para mala suerte de todos, nadie contaba con que el pequeño Jungkook cambiaría mucho en cuanto a su físico; por lo que tres horas antes de entregarlo, empezaron a realizarle ajustes al traje.
-¿Vas a seguir con esa actitud?. Jimin, somos amigos.
Jungkook trató de arreglar las cosas sonando un poco menos explosivo, pero a pesar de sus intentos Jimin no lo miró y repitió:
-Jungkook de verdad necesito que levantes tu brazo, tengo que ajustarlo o quedará hecho un desastre.
Jimin seguía molesto porque, gracias a los comentarios hirientes de Jungkook, no quería ver a Yoongi esa noche, por lo que le había rogado a la señora Jung que negara cualquier pedido solicitado para él.
Seokjin estaba muy triste por sus amigos, los tres habían crecido juntos y, en un día tan importante para Jungkook, estaban peleados por comentarios hirientes. Lo único que relajaba un poco el alma cansada de Jin, era que esa noche vería a su querido Namjoon y podría contarle todo lo que le atormentaba.
Jungkook quedó listo una hora antes del ansiado evento, las y los demás se habían retirado para terminar de arreglarse.
Hoy era cumpleaños del príncipe y como regalo recibiría el Taikomochi que hacía años se le había asignado. Jungkook vestía un hermoso kimono rojo con flores de cerezo adornando la mayoría del traje; llevaba además toques de hilos dorados a las orillas del traje, y sus zapatos negros no provocaban un gran problema a la combinación ya que éstos no lucían y eran escondidos por la túnica.
Su rostro al espejo lucía tan diferente: se veía hermoso y sin imperfecciones, incluso esa horrible cicatriz había sido tapada por el maquillaje. Quiso tocarse para sentir si realmente ese era su rostro, pero eso arruinaría el maquillaje. Esto era a lo que se refería cuando hizo sentir mal a Jimin. Con maquillaje eras realmente hermoso y sin imperfecciones, pero los que decían amarte, ¿Realmente lo harían si te lo quitaras?
Melancólico salió de la habitación para reunirse con sus compañeros. Todos lo recibieron con una reverencia y se formaron en sus lugares correspondientes. Se formaron dos filas y Jungkook al ser el regalo y el más bello tenía que estar entre ambas filas. Jimin y Jin lideraban las dos filas, pero sólo Jin lo miró con ánimos, ya que Jimin seguía con la mirada al frente sin mostrar ninguna emoción.
Todos y todas partieron al gran espacio destinado a las fiestas. Jungkook miró cada detalle del castillo maravillado ante los detalles de hasta los rincones de las salas, pero no tardó en volver a la misma faceta de seriedad y profesionalismo "Midnight, los Taikomochis nunca miran a los lados, siempre al frente" había dicho la señora Jung.
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𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓 𝐓𝐀𝐈𝐊𝐎𝐌𝐎𝐂𝐇𝐈
Fanfiction-¿Cómo te llamas? -𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 -¿Tienes un lugar a donde ir? -𝚂𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚎- -Oh, ¿Podrías decirme? -𝐕𝐢𝐯𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 -Te vi escondido en este jardín -𝐌𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 Historia inspirada en: La...