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Cuando Jungkook despertó, un par de ojos almendrados lo observaban curiosos.

-¡Está despierto!

Jungkook, asustado, se acercó a una esquina y observó el lugar dónde se encontraba: una habitación con colores rojos, en su mayoría; lámparas redondas y decoradas, mujeres y hombres maquillándose en una mesa de centro. Después del grito, todos los ojos se posaron en él.

-¿Dó-Dónde está mi mamá?

Jungkook miró al niño que antes había gritado y notó cómo su mirada cambiaba a una triste.

-Pues no sé, yo tampoco sé dónde está la mía, pero Jin puede ser tú mamá ya que está más viejo.

El niño se carcajeó, y otro chico de mayor edad y mirada dulce le dio un golpe en la cabeza.

-Mocoso, tengo sólo once años, respeta a tu Hyung. — El muchacho se giró a ver al asustado Jungkook — Hola, soy Seokjin ¿Cuál es tu nombre, bonito?

Jungkook no respondió y sólo se achantó más en su rincón. Nuevamente el niño gritón habló.

-Yo soy Jimin, no tengas miedo niño ojón. Jin no muerde... si no lo molestas. — Un golpe llegó nuevamente a su pequeña cabeza — ¡Auch, Hyung!

-No le hagas caso. Entiendo que no quieras hablar pequeño, pero nos gustaría saber tú nombre.

Jungkook, aún con desconfianza, susurró.

-Me... Me llamó Jungkook.

-Que hermoso nombre tienes. — Lo alentó Jin con una sonrisa.

-¿Dónde están mis padres? — Insistió Jungkook.

-Nadie de los que estamos aquí lo sabe Kookie, yo sólo sé que fui recogido en esta casa luego de que mi madre me dejara en la puerta. — Jimin se encogió de hombros. — Y de Jin Hyung, pues él fue adoptado por nuestros maestros.

Jimin se acercó a Jungkook y lo rodeó en un abrazo.

-No te preocupes ojón, aquí tendrás todo. La señora y el señor Jung son buenos maestros. ¡Y la mejor parte es que la reina a veces viene y nos trae dulces a escondidas!

Jimin llevó sus cortas manitas a su estómago para sobarlo y pasar su lengua entre sus labios regalando una sonrisa dulce a Jungkook. Pero éste estaba tan asustado y triste que comenzó a llorar nuevamente.

-No quiero dulces. ¡Quiero a mi mamá y a mi papá!

-Ay, qué chillón eres niño. ¿No te gustan los dulces o qué?

Jimin frunció su ceño, molesto ante la actitud chillona de Jungkook y llevó sus manos a sus caderas. Jin cargó a Jimin, lo bajó de la cama, y se acercó a susurrarle.

-Escuché que en la alacena de la cocina hay más chocolates de los que trajo la reina y nadie está vigilando a estas horas.

Jimin salió disparado hacia la cocina de la casa, desapareciendo y permitiéndole a Jin hablar con Jungkook.

-No sé por qué estás aquí, ni dónde están tus padres y no quiero ser cruel, pero es mejor que vayas olvidando la idea de volver a verlos.

Jungkook, tras escuchar eso, empezó a llorar más fuerte y fue acogido entre los brazos de Seokjin quien arrulló al pequeño hasta que se calmó. En ese momento, una señora muy bien arreglada se acercó a los chicos. Y las demás personas que habían terminado de arreglarse salieron haciendo breves reverencias a la mujer.

𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓 𝐓𝐀𝐈𝐊𝐎𝐌𝐎𝐂𝐇𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora