Capitulo II.

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—Amén.

Dijo la madre superiora luego de culminar los rezos. 

Luego del incómodo desayuno, Maddie fue a buscar su horario y le sorprendió cuantas actividades tenia aquel lugar. A primera hora tocaba lectura de la biblia y rezar el rosario, nunca fue religiosa y menos cuando era por obligación. 

Escuchó un fuerte sonido mordaz, sobresaltada abrió los ojos y solo ahi se dio cuenta de que se habia quedado dormida. Se encontro con la mirada acusadora de la madre superiora, quien sostenia en la mano la regla con la que le habia pegado al pupitre en el que la castaña se habia dormido.

Sonrió nerviosa— Apenas ha llegado y ya has cometido una gran falta de respeto— Le regañó.

Maddie bufó— Oiga, yo no quería estar aqui en primer lugar. En segundo casi me mata del susto con esa regla, y tercero, no es mi culpa que estos rezos sean increíblemente aburridos— Explico con altanería.

Hecho un vistazo a su alrededor y vió como los estudiantes presentes miraban la escena curiosos, sobre todo un muchacho de ojos marrones que desde que habia llegado le tenia el ojo encima. Gin miraba reprobatoriamente a Maddie, y Clare tenia una expresión ilegible, casi de fastidio.

Volvió sus ojos hacia la monja quien la perforaba con la mirada— Te lo perdonare solo esta vez. Ya sabes que debes irte acostumbrando a que esto es un reformatorio, no una escuela. 

—Como diga monja— Respondio con aburrimiento mientras recogía su mochila y se levantaba dejando a la señora con la palabra en la boca. 

 —¿Que acaso estas loca?— Le preguntó Gin mirándola como si acabara de hacer algo de otro mundo.

Caminaban por el inmenso pasillo del primer piso, conforme cada paso que daba, la falda del unforme se levantaba, y solo ahi se dio cuenta de que le quedaba corta.

Con ambas manos hizo el ademan de bajarsela, aunque tambien le quedaba ajustada— Pf. Me vale madres— Contestó.

Clare permanecía en silencio, Maddie no tenia ni la menor idea de porque le caia mal a la rubia, aunque tampoco le importaba.

Gin negó con la cabeza— Enserio, no te busques problemas— Le aconsejó.

—Oye, gracias por el consejo, pero no lo necesito, se cuidarme, sola— Aseveró cambiando de rumbo hacia la cocina.

Estar alli la tenia de muy mal humor, ¿y como se relajaría un poco?, con comida.

Aun se sentia perdida entres las grandes paredes del castillo, pero, si sabia donde quedaba el comedor. Al estar frente a las compuertas de este, antes de que pudiera entrar, ambas se abrieron sorpresivamente, propinándole un duro golpe en la frente, cayó sentada al piso, lanzando una maldicion y lista para insultar al responsable.

—Wow— Escuchó una gruesa voz decir esas palabras.

Abrió los ojos, tomándose la frente que le punzaba, miró a su agresor. Era el mismo chico de ojos marrones que no le quitaba la mirada de encima durante los rezos, era guapo, cabello castaño oscuro, piel blanca y tersa, alto y con buen cuerpo; pero no andaba con humores de estar buscando citas, por eso no le presto atención durante la clase— ¿Wow?— Exclamó— ¡¿Casi me rompes el cráneo y todo lo que dices es "wow"?!

—Escucha muñequita— Le dijo en voz baja y calmada, perforándola con esos ojos oscuros— No grites, me da haqueca.

Maddie sintió ganas de darle un puñetazo, la ira crecía en su interior— ¿Ni siquiera una disculpa?

—¿Disculpa?— Le respondio con tono algo burlón.

Era. Un. Completo. Idiota.

La oji verde se levantó con mucha fuerza, a punto de gritar— Eres un grandísimo imbécil— Le dijo pero en voz baja, sacando las palabras como un veneno de entre sus dientes.

Internado Hanson Berguer [Versión 2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora