El resto del día pasó sin precedentes. Maddie no cenó pues no tenía mucha hambre, se conformó con una bolsa de papitas que tenía en la habitación. Meditó mucho las palabras de Gin, llegó a considerar que decía eso solo para asustarla o le parecía divertido hablar como si estuvieran en una película de suspenso o algo por el estilo, sea lo que sea, una cosa si era cierta, Maddie no planeaba confiar en nada ni en nadie.
Se revolvía en su cama, una y otra vez, no podía dormir.
La oscuridad era iluminada por vagos rayos de la luz de la luna que atravesaba la ventana.
Se oían los ronquidos de Clare, y Gin también parecía estar en el mundo de los sueños.
Se dio por vencida, no se quedaría dormida de ninguna forma. ¿Quien en su sano juicio se acuesta a las ocho de la noche?
Jugó con su teléfono un largo rato, en ese estúpido lugar no había cobertura, casi pensó que la falta de señal era apropósito, una ridícula técnica para que los estudiantes no pudieran hablar con nadie fuera del internado.
Se sentó en la cama, suspiró. Miró a sus compañeras que dormían plácidamente. Ambas compartían la litera mientras que ella ocupaba la cama individual junto a la ventana.
Con su pijama puesta, salió de la habitación sin hacer mucho ruido. Los pasillos estaban silenciosos y oscuros. Sin embargo, no le dio miedo. Decidió ir a la cocina, robar algo de comida y volver a la cama.
Cuando estaba a punto de bajar las escaleras en forma de caracol, vio, en el piso de abajo, como tres figuras corrían una atrás de la otra, riendo. Las risas eran masculinas, sin duda alguna se trataba de tres chicos.
Frunce el ceño, pero después sonrió. Al menos no era la única que vagaba clandestinamente por los pasillos de aquel lugar. No la habían visto, lo cual era una ventaja, quizás espiarlos fuera algo que la ayudara con su aburrimiento. Bajó silenciosamente por la escalera, al estar en planta baja escuchó los pasos mas adelante, al parecer provenían de la cocina. Caminó hasta allí, y, sin hacer absolutamente nada de ruido, con cuidado se asomó por la rendija entre las dos puertas.
Se sorprendió al ver al idiota que había golpeado esa mañana. Junto a Isaac, y otro chico que no conocía.
-¡Dense prisa!- Susurró Isaac, pero Maddie logro escucharlo. En una bolsa metían helados, galletas y demás cosas dulces. También, del congelador sacaron una botella de gaseosa.
El tal Peter, le da un trago a una botella. Y es entonces cuando Maddie se da cuenta que es alcohol.
Negó con la cabeza: Saquear la cocina y embriagarse en una noche aburrida. Era algo que, sin duda, estando aquí, haría mas de una vez.
Cuando los muchachos terminaron su labor, en medio de las penumbras, Maddie vió como se aproximaban hacia la salida.
Rápidamente corrió a esconderse detrás de uno de los pilares de mármol blanco.
Los vándalos corrieron en dirección hacia la escalera que guiaba hacia la zona de los dormitorios de los chicos.
La castaña dio un paso hacia atrás y chocó con una mesilla de madera que encima tenía un jarrón con flores. El objeto de porcelana dio vueltas en su mismo eje pero Maddie fue mas ágil y lo atrapó con sus manos antes de que cayera. Desgraciadamente había suficiente silencio como para que eso se escuchara.
-Esperen- Susurró una tercera voz desconocida. La muchacha corrió rápidamente hacia la primera puerta que vio y se metió dentro de lo que parecía ser un depósito.
Su respiración era entrecortada, no es que les tuviera miedo pero no conocía a esos chicos y no sabía que podían hacer.
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Internado Hanson Berguer [Versión 2015]
Ficção AdolescenteLa vida de Madisson Lewis da un giro cuando sus padres deciden enviarla al reformatorio Hanson Berguer por sus desfaces y mala conducta. No esperaba encontrarse con todos los secretos que guardaba esa estructura. [Capítulos en blanco en edición] Act...