Capítulo 14

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Empujo la puerta suavemente y dejo que el viento me golpee la cara de nuevo. No hace más de diez minutos que he dejado a Connor en el coche para venir a buscar un sabroso café caliente y detenerme a recapacitar por mi cuenta.

Se me hace imposible sentir aflicción alguna por una persona a la que nunca he conocido, aunque su muerte no me es indiferente del todo. A causa del fallecimiento de Nolan Cooper, lo hemos perdido todo. Se han esfumado todas las respuestas de todas las preguntas que nos habíamos hecho y toda la esperanza con la que contábamos se ha desvanecido con ellas.

Suspiro en dirección al cielo, que abunda de nubes grisáceas, y doy un sorbo a mi café con el fin de encaminarme de nuevo al vehículo. Las tiendas están comenzando a cerrar y los quioscos retiran sus pequeños tenderetes para evitar ser mojados.

Yo acelero el paso en cuanto percibo que una gota de agua hace contacto con mi piel y, tras notar repetidos impactos sobre mí de lo que después será un diluvio, me apresuro todavía más.

Alzo la cabeza hacia arriba y poco después de advertir que las nubes han oscurecido su tono, un gotillón de agua se cuela en mi ojo izquierdo. Parpadeo repetidas veces sin dejar de andar y froto mi ojo para conseguir la vista al completo. No obstante, mi velocidad se detiene al chocarme con una robusta espalda. Aun sin girarse, el extraño declara:

—Disculpa, creo que no nos han presentado en condiciones. — atiendo a una voz con la que todavía no estoy completamente familiarizada y no es hasta que su cuerpo se gira cuando logro percatarme de la persona que tengo delante. Sus palabras fingen ser cordiales mas porta la insolente expresión que le vi desde el primer día. —Me llamo Troy, tú debes de ser Nie, ¿no? — mis brazos permanecen cruzados a la par que mis ojos vigilan los suyos. —Siento si he parecido un poco grosero estos días, acabo de mudarme y casi no he tenido tiempo para conocer a la gente de la ciudad, salvo a Cara. — suelta una pequeña risilla y yo finjo una plenamente falsa. —Me ha dicho que os lleváis muy bien.

—Así es. — arrugo la nariz mientras simulo otra sonrisa. —A Aria también la conoces, ¿no es así? — sueno a la defensiva pero tampoco me molesto en esconderlo, hay algo de este tipo que no termina de convencerme.

—Oh, claro. — se golpea la frente tras hacer una mueca y continúa hablando. —El otro día cuando estabais las dos en casa de Cara, la conocí esa misma mañana, me ayudó a trasladar mis últimas cajas.

—Ah, claro, que tonta. — declaro simulando creer sus palabras.

— Y dime, ¿qué es lo que te ha traído al centro de la ciudad? — se interesa el novio de mi mejor amiga.

—Venía a hacer unos recados, nada más. — expreso inventándome todo lo que le digo.

—Yo estaba trasladando mis últimas cajas, tengo un poco de prisa ahora, pero ha sido todo un placer hablar contigo, Nie, espero volver a encontrarte por la ciudad. — extiende cordialmente su brazo esperando a que lo estreche y cuando hago contacto, todo lo que viene a continuación es completamente ininteligible.

Me quedo agarrada a él unos segundos y cuando mi cuerpo decide que es suficiente, deshace la toma de contacto.

—Descuida. — me despido dejando ver lo que creo que más que una sonrisa es una mueca y a pesar de estar sumida en una confusión total, dirijo mis pasos al coche, donde nada más divisarlo corro hacia él.

—Maldita sea, ¿tanto se tarda en pedir un café? — una vez he cerrado la puerta del coche Connor se centra en arrancar, sin embargo, al contemplar mi rostro no hace tal acto. — ¿Qué ha pasado? ¿Qué coño ha pasado, Daniela? — no es difícil descifrar que Connor no es un amante del silencio, pero el agobio es lo único que me ronda la mente y solo puedo expirar lento en mi asiento y pronunciar en un hilo de voz:

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