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Un cigarrillo puede llegar a calmar tus nervios de una manera brutal, algo que siempre he dicho a lo largo de mi vida, sin saber cómo o porque aquello podría ser tanto mi salvación como mi perdición

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Un cigarrillo puede llegar a calmar tus nervios de una manera brutal, algo que siempre he dicho a lo largo de mi vida, sin saber cómo o porque aquello podría ser tanto mi salvación como mi perdición.

Una calada, una mirada perdida y millones de dudas en mi mente.

¿Cómo pagare la renta de este mes? ¿Cómo veré a mi madre a la cara de nuevo? ¿Estará mi hermanita bien, habrá comido bien? ¿Seguirá mi padre tomando como siempre? Aquellas preguntas eran inevitables de no pensar. Durante mucho tiempo había puesto mi vida al final de la línea, todos eran primordiales y yo... yo siempre había sido secundario para todos y me canse, me canse de descubrir porque la gente puede ser injusta con aquellos que solo hace el bien, me canse de tratar, me canse de llorar por cosas que no podía sobrellevar a diario.

¿Eran los problemas del mundo sobre mi hombro o mis propios problemas? Escogí los míos, es por ello que simplemente decidí creer en mí y comenzar a volar, comenzar a realmente vivir.

Las imágenes en mi teléfono siempre me hacen volver a lo que fui alguna vez, a los recuerdos que he querido borrar, a la tortura en la que estaba sumergido durante muchos años y de los cuales jamás pensé que pudiese salir ileso de ello, pero existe alguien que siempre nos salva y nos trae de vuelta.

Doy una calada más a mi cigarrillo y suelto el aire espeso lentamente a través de mi nariz mientras dejo caer la nicotina de la punta del cigarrillo. Respiro profundamente al escuchar la voz de Lewis llamándome desde la puerta trasera de aquel restaurante hogareño en el sur de Nashville, Tennessee.

- Hermano ¿Estás bien? –la gruesa voz de Lewis fue lo primero que escuche al entrar de nuevo al restaurante.-

- Perfectamente. –digo dando la última calada a mi cigarrillo y apagándolo en el pequeño cenicero que Lewis solía tener.- ¿Quién está atendiendo mis mesas? –pregunto colocándome el delantal nuevamente. Él se encoje de hombros y luego es su turno de salir por la puerta corrediza por la cual yo segundos atrás había ingresado.-

- Deberías echarle un vistazo a la mesa 8. –observe como Lewis metía sus manos en sus pantalones y sacaba un encendedor junto a sus infaltables cigarrillos.- Esta vez la señora Carter no vino sola. –soltó una carcajada, negué con la cabeza y comencé a caminar hacia la cocina en donde Brad Lee preparaba su delicioso desayuno.-

I've Been There BEFOREWhere stories live. Discover now