Cuenta la historia que una ninfa al sol amó
Pero este no correspondió,
Su radiante destello era ajeno
Y los dioses al conocer la tragedia
A Clitia, aquella ninfa caprichosa,
En girasol convirtieron
Más que pena era condena,
Velar los viajes de un amor baldío.
Mas cuando se cruzaron tu hilo y el mío,
Reinventamos las razones
Nos hicimos astro y girasol.
Y en medio de nuestro amor
Comulgaron dioses, mortales y flores.
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La primavera de Elizabeth
Thơ caDe los dioses y los mortales fueron las flores, de ellas un jardín. Son estos versos más o menos osados y más o menos suyos. No fueron, quizás, suficientes flores para enamorarse, pero sí para sonreírse al menos una vez. De esa sonrisa nace este...