MONTAÑA CAÓTICA

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—A tres kilómetros, toma el desvío 19 —trinó Siri desde el teléfono de mi hermano.

—Charlie, apaga eso. Sé a dónde vamos.

—¿Estás segura? Digo…, han pasado un par de décadas, Marcella.

—Anda, como si fuera posible que olvidara en dónde está ubicado Valle Aventura. Si pasamos cada verano de…

—¡Ahí está! —Viré brevemente hacia el carril próximo cuando Charlie extendió su brazo enfrente de mi rostro para señalar por la ventana con emoción—. ¡Ahí está Valle Aventura! Oh por Dios, ¿qué atracción es esa? Esa montaña rusa se llamaba «Acero» algo, ¿no? No, no, espera. Esa es Montaña Caótica, ¿verdad?

Empujé gentilmente el brazo de mi hermano lejos de mi rostro y de vuelta a su asiento. No podía culparlo por su agitación cuando yo misma estaba tratando de controlar mi propio aturdimiento. Se sentía como si fuéramos niños de nuevo, gritando y rebotando en el asiento trasero del auto de nuestros padres a medida que los primeros carriles brillantes y tablas de madera de las montañas rusas saltaban a la vista por encima de las copas de los árboles.

—Esa es la Víbora de Acero —le dije—. Montaña Caótica está en el otro extremo del parque. Y esa montaña rusa de madera es Excálibur.

—¡Ah, sí! ¡Recuerdo eso! Siempre fui muy gallina como para montarme a la Víbora, pero le saqué la mierda a Excálibur.

—Bueno, Charlie, ahora eres un adulto. Creo que es tiempo de enfrentar la Víbora.

—Siempre y cuando los contratistas la hayan probado y dado el visto bueno, estoy dentro.

Esa era la pregunta real, ¿cierto? No sabíamos cuáles atracciones habían sido inspeccionadas y autorizadas y cuáles no. Lancé una oración silenciosa de que Montaña Caótica estuviera incluida dentro de las atracciones en funcionamiento. Le había dejado a Brenda muchos correos de voz preguntándole sobre ello, dado que ella estaba a cargo de todo. Pero considerando la velocidad con la cual las cosas se habían estado moviendo desde que habíamos comprado el parque, no podía culparla por ser una mujer ocupada.

Si le hubieras dicho a mi yo de doce años que mi amiga loca, hiperactiva y de ojos desorbitados, Brenda Decker, terminaría graduándose con honores de una universidad de negocios privada, me habría reído en tu cara. ¿Brenda? De ninguna forma. Quizá Tyra, pero nunca Brenda. De hecho, creo que la razón parcial por la que escogió la vocación de negocios fue por Valle Aventura. Cuando el parque cerró en 1989, Brenda nos había reunido a todas en su sótano y, con una seriedad solemne que nunca le había visto antes (o desde entonces), nos pidió que hiciéramos el pacto.

Para el tiempo de la promesa, había sido el juramento más formal que cinco niñas de doce años pudieron haber hecho. Drogadas por un verano entero de diversión en Valle Aventura, acordamos, con una ceremonia equiparable a una reunión de parlamento, que un día nos reuníamos y compraríamos el parque de diversiones Valle Aventura.

Por supuesto, en ese entonces simplemente habíamos planeado compararlo y montar las atracciones hasta su colapso. Decidimos a cuáles amigos de la escuela les permitiríamos entrar y cuáles enemigos serían exiliados en la taquilla. Siempre había sido nuestro parque, y simplemente era lo correcto que nosotras lo heredáramos.

Nos había tomado veinte años, pero finalmente habíamos completado nuestra promesa. Con una insistencia perra de parte de Brenda, y con una oferta de daño colateral sustancial de parte de Tyra, el banco había accedido a entregarnos un préstamo multimillonario para comprar, reparar, renovar y reabrir el parque. El tamaño del préstamo del cual las cinco éramos responsables me provocó pesadillas por muchas semanas. ¿Cómo haríamos que ese lugar siquiera generara ganancias? Fue cerrado desde hace décadas después de haber operado en cifras rojas por años. A finales de la década de 1980, el condado había lidiado con un gran número de personas que se habían fugado o desaparecido. La región entera estaba con los nervios de punta a medida que los casos se apilaban, y las personas en el área se tornaban deprimidas y suspicaces contra los demás. La concurrencia del parque fue asesinada por completo.

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