diecinueve; R.I.P cerealito.

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❝nos enamoramos de personas que no podemos tener.❞

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Daryus abrió lentamente los ojos, pues la luz que entraba por la ventana de la habitación le cegó un instante, sentía un terrible dolor de cabeza. Cuando recobró todos sus sentidos, sabía ya donde se encontraba: la sala de Shu. Aunque aún no recordaba muy bien que había pasado anoche. Solamente se puso de pie, dirigiéndose a la cocina por algo que comer, siquiera.

—Muévete—rugió, Ruki elevó ambas manos en señal de rendición, se movió con lentitud dándole espacio libre para que Daryus tomara el cereal con brusquedad y comenzara a comerlo así, en la caja.

¿Preguntar o no preguntar? Esa era la cuestión que Ruki afrontaba mientras veía su espalda.

—Okey...—murmuró el Mukami, mientras veía como Shu entraba adormilado, copió la acción de Daryus hace un momento.

Ruki dirigió su vista a Daryus quien abrazaba la caja, Shu gruñó acercándosele y colocando ambas manos en la caja para intentar arrebatársela. Daryus le miro como un asesino cereal y, como todo macho, comenzó a responder a los jalones, iniciando una patética pelea a los ojos de Ruki, el cuál miro como "disimuladamente" Edgar grababa con su teléfono.

—Vamos Daryus, ¡te quito la cuchara!—grito el castaño con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en las visitas que tendría en Twitter o YouTube.

La pelea era intensa. Daryus sostenía el cereal de un extremo y Shu del otro, ambos estiraban aquel fruto de los dioses, sus miradas cristalinas enfrentándose en una dura batalla carcomían con lentitud al contrario, ambos se preguntaban donde había quedado la hermandad, esa pregunta era contestada por ambos con las gotas saladas de sudor que comenzaban a resbalar, solo un corazón que antes era unido ahora era destruido.

—Daryus, por favor—rogó el rubio con esfuerzo pues su corazón se encontraba bastante dañado.

—No puedo Shu, no puedo—murmuró, no se dejaría vencer así como así. Él lucharía hasta el final, aunque implicara pasar por encima de otros, hasta por encima de Shu Sakamaki.

Y todo lo que una vez habían construido cayó al suelo con ambos chicos que comenzaban a tras una pelea que traería y dejaría recuerdos abrumadores para ambos, que jamás marchitarían y dejarían una grave mancha en su hermandad.

—¿¡Tu eres pendejo o te haces!?—Shu fue el primero en alzar la voz, claramente furioso.

—R.I.P cerealito—murmuró Edgar haciendo una corta reverencia a las migajas del cereal caído.

—H-haz roto todo Shu Sakamaki—Edgar elevó su teléfono de nuevo enfocándolo en ellos—dañaste todo—acusó con la voz quebrada.

—Este idi...—Ruki hizo callar a Edgar, mientras solamente soltó un suspiro, ver aquello no le causó gracia.

—Ya está listo el desayuno, dejen de pelear por un cereal—y ganó malas miradas por ambos chicos, pero la de Ruki les hizo estremecer, solamente se sentaron en la mesa sin decir nada.

—Está muy bueno—dijo—el mejor desayuno que he tenido—Daryus no mentía, además, estaba en compañía, pues nunca compartió momento así con su padre.

—Ruki es un excelente cocinero, es lo que extraño de vivir con mis hermanos—dijo el castaño mientras seguía con su comida—ya que Shu y yo siempre comemos fuera de casa.

Gay. » ʀ̶̶ᴇ̶̶ɪ̶̶ᴊ̶̶ɪ̶̶ s̶̶ᴀ̶̶ᴋ̶̶ᴀ̶̶ᴍ̶̶ᴀ̶̶ᴋ̶̶ɪ̶̶ «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora