Nathaniel y Castiel

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Nathaniel tenía una reputación con todos los niños de la ciudad, o al menos con todos los del parque y en la escuela. Por eso muchos niños lo evitaban y las niñas corrían de él. Era un niño problemático y peleonero, era imprudente y nunca podía dejar de meterse en líos. Por eso siempre tenía benditas en sus rodillas y moratones en sus brazos. Eran muestras de guerra de las que él se sentía orgulloso porque significaba que había peleado de nuevo con otro de esos niños mayores que creían que podían atacarlo o burlarse de él.

Corría por el parque feliz de presumir a Castiel otra de sus victorias. Encontró a su mejor amigo sentado en los columpios observando sus pies. Llegó por detrás mientras el niño azabache estaba en su mundo y lo empujo asustándolo en el acto.

—¡Nathaniel! —Castiel reclamo, sin perder el equilibrio, encarando a su amigo rubio el cual ya había tomado su lugar en el columpio.

—¡Debiste ver tu cara! —el pequeño no dejo de reír. —Pero debiste ver la cara de John Cain de sexto año después de lo que le hice.

Castiel lo miro preocupado. —¿Volviste a pelear? — el rubio sonreía con confianza, El azabache suspiro como si fuera un caso perdido. —Deberías dejar de meterte en problemas. Algún día uno de eso niños te puede pegar.

—¡Me gustaría ver que lo intenten! — reto, pero al hacerlo sintió un tirón de su mejilla donde había recibido un golpe. Castiel volvió a suspirar, ahora tenía que curarlo.

—¿Que hacías aquí sólo? —pregunto el pequeño rubio mientras su amigo frotaba una manta mojada en su mejilla.

—Pensaba.

—Eso suena tan aburrido.

—No importa. —Castiel murmuro. Nathaniel adoraba a Castiel, era un excelente compañero de juegos y en sí una persona para pasar el rato. Algo callado a veces. Sus padres nunca estaban y siempre tenía tiempo para jugar. Aunque no quería admitirlo le importaba y ver a su amigo triste lo hacía sentir igual.

—¿Que sucede? —Castiel lo miro a los ojos y Nathaniel no titubeo ni un poco.

Castiel se quedó quieto y respiro un segundo. —Mis padres no van a poder estar en casa para mi cumpleaños. Ellos me prometieron que vendrían pero volvieron a mentirme...

Nathaniel pudo ver los ojos vidriosos de su amigo

—Lo siento, pero no te preocupes ¡yo voy a estar ahí! —trato de alegrarlo. —Sera divertido lo juro. —Castiel lo miro deteniendo sus sollozos. —Tú siempre estás conmigo cuando me meto en problemas, ¡yo siempre voy a estar contigo cuando estés sólo! Somos mejor amigos.

Castiel dio una tímida sonrisa. —Claro que estoy contigo cuando te metes en problemas, terminan castigándome a mí también.

—¡Pero nos castigan juntos! —Nathaniel volvía a sonreír con confianza. —Siempre estaremos juntos. ¿Verdad? —pregunto inocente. Castiel lo miro extrañado Nathaniel estiró su dedo meñique. —Es una promesa.

Castiel observó la uña llena de tierra de Nathaniel. Y observó la brillante y confiada sonrisa que le daba su mejor amigo. De inmediato se contagió de ella. —¡Promesa!

Ambos engancharon sus meñiques.

***

Este fanfic es de capitulos pequeños y no es muy largo. Pero es una muestra de como pudo haber sido la amistad y la infancia de la que hablaron estos dos personajes en el juego. 

Liby. 

Ya no te recuerdo (Corazón de Melón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora