Niño problematico

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La sala de la dirección olía a papeles y madera. Nathaniel estaba sentado en la silla enfrente del escritorio de la directora. Su padre estaba sentado a lado suyo. Podía notar que apretaba un poco sus puños. Llevaba su traje y maletín del trabajo y una miraba cansada y forzada.

—Sr. Donovan. Hemos acudido a usted porque hay demasiados problemas con Nathaniel. Esta fuera de control. —hablo la Dra. Marshall, con su postura incorruptible. Nathaniel observó las manecillas del reloj que giraban sobre ella. Luego las hebras de su cabello gris. Después se entretuvo con una pequeña hormiguita que caminaba en la planta sobre el escritorio.

—No sabe cuánto lo lamentamos, Dra. Marshall.

—Su hijo golpeo a un niño de sexto año en la cara con un pesado libro de texto y lo hizo sangrar. Pudo haberle roto algo.

Eso era cierto y con toda la intención, Nathaniel dio una pequeña sonrisa malvada por un segundo. Ese niño lo empujo de la fila del almuerzo y tiro todo su jugo. Sólo se comenzó a reír y ni siquiera le pidió disculpas. Nath uso su libro de historia el cual ahora estaba en la sala de la supervisora.

—Nos encargaremos de todos los gastos médicos que requiera.

—Me temo que eso no es suficiente Sr. Donovan. Nathaniel tiene una larga carga de problemas anteriores. Es un niño muy problemático.

Nathaniel observaba el sol entrar por la ventana cuando sintió un codazo de su padre exigiéndole que prestará atención.

—Nathaniel... estarás suspendido una semana. —sentencio la mujer con firmeza.

—¡¿Que?! — el niño protestó, sabiendo que de nada serviría.

—No tiene que hacer más Directora. Me asegurase de que Nathaniel pague por las consecuencias de sus actos. —Nathaniel inflo las mejillas, molesto.

—Los consejeros y sus maestros discutimos que lo mejor sería que tenga terapias para manejar su ira.

—Eso no es necesario.

—Nathaniel tiene claros problemas de control de ira y...

—¡Ninguno de mis hijos tomará terapias!

Nathaniel se estremeció. Su padre levantó la voz y dejo la sala en silencio. Con ambiente pesado. Al igual que aquella vez que empujó a Amber de la cama.

La Dra. Marshall estuvo así de perder su compostura.

—Entonces, un poco de mas disciplina para el niño es suficiente. Eso sería todo entonces. —respondió, casi como si quisiera ya huir de la situación.

—Muchas gracias. —su padre lo tomo del brazo en cuanto se levantó y ambos salieron de la sala sin dejar que la directora se despidiera.

En el auto Nathaniel miro a su padre por el retrovisor.

—Papá ¿A qué se refería la directora con "disciplina"?

Su padre no le contesto. Observaba fijo el camino. Nathaniel pudo ver los ojos de su papá, tensos y fríos. Le llegó a darle un poco de miedo.

***

Liby. 

Ya no te recuerdo (Corazón de Melón)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora