Los primeros días se había sentido realmente confundido y Castiel había decidido ignorar todo lo que había sucedido con Nathaniel. Pero no pudo seguir así mucho tiempo.
Continuo esperando a su amigo en el parque, pero él dejo de aparecer. A veces lo veía en la escuela, pero al sonreírle Nathaniel ya no le regresaba la sonrisa.
Estar sin su mejor amigo lo había hecho sentir aún más sólo y triste de lo que ya estaba. Pero no tardó mucho en convertir esa tristeza en verdadera furia, furia que desquitaba con todos los niños que osaban molestarlo por cualquier cosa. Había comprendido que las personas no podían cumplir promesas. Nathaniel no había cumplido su promesa y su madre tampoco podía cumplir la suya. Y todo le provocaba tanto enojo. Y su forma de expresar lo que sentía fue bastante clara.
Tuvo una riña con un niño en clase de música porque la había dicho que era pésimo para tocar la flauta y Castiel le había golpeado la cabeza con la propia flauta. La directora estaba desesperada con él, pero tampoco podía llamar a sus padres porque ellos simplemente no estaban. Entonces su maestra de música, testigo de todo, le dijo que podía cambiar de instrumento y llevárselo a casa para poder expresar sus sentimientos de forma diferente que peleando. Eso era estúpido para Castiel. Pero le gustaba mucho la guitarra de madera que tocaba su maestra.
Aprendió a tocar la guitarra de forma muy fácil. Su maestra estaba sorprendida y la directora estaba tranquila. Pasando los meses, sus habilidades con el instrumento eran tan buenas que solía recibir abundantes halagos. Y mentiría si dijera que eso no lo hacía sentir bien.
De acuerdo. Estaba sólo con una loca encargada de cuidarlo que ni siquiera lo cuidaba. Su ex mejor amigo se había convertido en un niño bueno y aburrido y sus padres se habían olvidado de que existía. Pero le gustaba la música y esa simple compañía lo podía hacer feliz.
Cuando entro a sexto año se había hecho una rutina ir al parque a escribir diferentes partituras ocurrentes, de lo que le inspiraba. Recuerda que una vez vio a Nathaniel con la llorona de su hermana jugando en los columpios. Ese fue un día de decepción absoluta. Nathaniel de repente se había vuelto callado y poco hiperactivo como lo era antes. Ni si quiera parecía querer balancearse en el columpio. Entonces Jonh Caín, que ahora estaba en octavo grado llegó y lo empujo del columpio y comenzó a gritarle y a la patearle hasta que Amber comenzó a llorar y huyeron por sus gritos y el temor de que llamará la atención.
Castiel había apretado y arrugado las hojas de su cuaderno de la fuerza con la que lo había presionado para resistirse de no ir corriendo a ayudarlo. Porque ya no eran amigos y Nathaniel ni siquiera había intentado defenderse por sí sólo. Sólo se levantó he hizo lo posible para que Amber dejará de llorar. Cruzaron los ojos un segundo. Pero Nathaniel huyo de nuevo.
Al siguiente día. Le dio una paliza a John Cain y luego se fue al parque escribir un poco.
—¿Has visto mi cuaderno?
Un extraño niño llegó un día cuando estaba entretenido haciendo sus deberes en el parque.
—¿Qué? —pregunto extrañado.
—Mi cuaderno. Estoy seguro de que lo deje aquí.
Castiel analizó al chico. Tenía una ligera expresión de preocupación, parecía muy educado y tenía los ojos de colores diferentes. Eso llamo lo suficiente su atención.
—Estaba sentado en esta banca antes... —añadió el niño, no parecía tan intranquilo por su cuaderno perdido. Entonces Castiel cayó en cuenta de que estaba sentado sobre algo y al levantarse encontró el pequeño cuaderno escolar.
—Toma. —se lo extendió.
El niño sonrió. —Gracias. —dijo con una pequeña sonrisa dispuesto a irse.
—¿Cómo te llamas? —Castiel le pregunto de repente.
—Lysandro. —contesto el niño deteniéndose. —Se cómo te llamas. Eres Castiel, tu guitarra impide que mi maestra de clases.
—No te había visto antes. —Castiel lo miro extrañado.
—Llegue a la ciudad hace poco con mi hermano por su nuevo trabajo. —volvió a observarlo, Lysandro usaba un overol de mezclilla con un parche en su rodilla izquierda y casi podía oler al campo en él.
—¿Dibujas en ese cuaderno? —no sabía porque le parecía muy interesante lo que ese niño pudiera decirle. Quizá era porque era la primera persona que le hablaba sin regañarlo ni molestarle y tampoco con miedo.
—No... sólo escribo.
—¿Historias?
De repente el niño que parecía sin emociones se sonrojo. — No... son poemas.
Castiel decidió no seguir preguntándole de ello. —Eso suena genial. ¿Donde vivías antes?
—En una granja.
—¡Oh! ¡Eso suena genial!
Termino conversando un largo rato con ese niño nuevo. Hasta que comenzó a atardecer y un chico mayor apareció para llevárselo, Castiel concluyo que era el hermano del que hablaba. Lucia muy joven y era muy amable. Lysandro se despidió de él y le dijo que esperaba verlo en la escuela.
Cuando volvieron a verse no necesitaron tanto para comenzar a conversar. A Lysandro le habían advertido algunos profesores y alumnos que mejor no se acercara a Castiel, porque era problemático y grosero. Pero a Lysandro no le importo ni le pareció grosero. Porque era la primera persona que no lo veía raro por su color de cabello, ni se había burlado de él por venir de una granja, ni le había dicho que olía a estiércol.
Poco después Leigh, el hermano de Lysandro, le dijo a Castiel que le agradaba, porque era el primer amigo que Lysandro había hecho en mucho tiempo. Castiel se sintió muy feliz, pero decidió no demostrarlo, sólo por si acaso Lysandro decidía dejar de ser su amigo y así no se daría cuenta de cuanto le afectaría. . .
***
Aparición especial de Lysandro. Pero el tiene su propio capitulo de como se hizo amigo de Castiel.
Liby.
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Ya no te recuerdo (Corazón de Melón)
FanfictionNathaniel todavía recuerda cuando tenia una infancia relativamente feliz, a pesar de que todos los adultos le decían que era un niño problemático. Castiel todavía recuerda cuando pasaba solo las noches, sin que nadie lo cuidara; aun así, todos los...