Enamorado... [Terminado]

17.

La azabache reviso nuevamente su teléfono, bufando al ver como no había recibido un mensaje del Agreste, rodó por su cama, se estiró sobre este y jugueteo con las muestra de tela sobre su cama, desesperada busco su contacto para finalmente llamarlo.

Escucho por unos segundos que su llamada había entrado y finalmente el buzón de voz, pataleo molesta ante la falta de respuesta del menor.

—Marinette te llamo al momento que pongo un pie en mi mansión por la barbie que soy —habló tratando de imitar su voz —ya sé que excusa me dirá —Tikki la observó en silencio —Marinette perdón por tardarme 3 horas en llamarte, pero vi unos tacones exclusivos y tuve que detenerme a pelearme con una chica barata para tenerlos —exclamó con un tono chillón —como soy una diva que le preocupa más sus tacones que mi prometida —infló sus mofletes.

—tu teléfono lleva sonando 5 minutos —mencionó Tikki sin importancia, la azabache reaccionó atendiendo la llamada.

—¿Si te quedaron esos tacones? —preguntó con molesto —¿Dónde está tu honor basura? —gruñó —¿No piensas contestar basura?

—gatita guarda las garras —escucho por parte de Plagg —digamos que alguien intentó ser Hannah Montana —dio a relucir.

—quedamos que sería un secreto —se quejo el rubio —perdón Nette —la azabache sonrió al imaginarlo con sus mejillas rojas —tuve unos inconvenientes, solo quería darte las buenas noches.

—tenemos que establecer una nueva regla, si tu te vas solo, tienes que llamarme que llegaste seguro.

—no me voy a perder.

—pero si vas a hacer a esta catarina perder los estribos.

—¿Catarina? —claramente escucho el sonido de una bofetada —¡Plagg! ¡¿Qué te ocurre?!

—tu idiotez me dislumbra.

—Plagg —gruñó el Agreste.

—he quedado ciego con tanta estupidez.

—sin queso una semana —impuso el modelo.

—¡Marinette! ¡Me quiere dejar sin queso! —dramatizo adentrándose en la habitación de la joven —Adrien te quería secuestrar y luego volar y luego te dejaría en medio de la carretera descuartizada.

—oh vamos, era una sorpresa —el rubio se asomo por la pequeña puerta, sonriendo con inocencia —hola princesa.

—Adrien —sonrió de nuevo al verlo —deja de maltratar a Plagg.

—¡me abofeteo! —acuso.

—shhh mis padres están abajo —una sonrisa maliciosa se formó en los labios del gato mágico —Plagg no, me vas a meter en problemas a mi —se apresuró a exclamar la azabache.

—pero necesito vengarme.

—Plagg... —el minino suspiró, distrayendose con un par de estambres de colores.

—¿Por qué te abofeteo Plagg? —cuestionó una vez el kwami se alejo, Adrien se encogio de hombros adentrándose en la habitación.

—tanto queso le afecto las neuronas.

—o a ti tanta decoloración y tintes te afectaron las neuronas —el rubio fingio ofenderse.

—soy rubio natural —presumió —ya quisieras tener mi cabello.

—ahora prefieres a las rubias.

—asco —formó una mueca con su rostro —me gustan las asiáticas, pero con cabello azul como la noche aunque digan que son negros —rodó los ojos —con dos faroles de la luna azul —la observó sonriendo —con unas mejillas tan lindas —se aproximó a besar estas —y una nariz tan adorable.

—eres un tonto —le saco su lengua apartándose.

—un tonto oxigenado baboso —escucharon por parte de Plagg —abandona Kwamis geniales.

—superalo.

—supera que Marinette te quería dejar sin ponerte a llorar —atacó.

—yo no lloro —escondió su rostro para que ella no lo viera —Marinette tu nunca vas a dejar ¿Cierto?

—aunque me vuelva loca a tu lado —busco su mano para entrelazarlos con lo de el.

—te compartiré de mi poca cordura si hace falta, si es que no la pierdo contigo a tu lado —la azabache río aproximándose a probar sus labios —quiero pedirte algo —exclamó al separarse de ella —¿Quieres ser la dueña y cuidadora de este corazón, de este gatito, de este bobo, de este ciego y de este chico que está loco por ti? —recitó —en pocas palabras... ¿Quieres ser mi novia?

—¿En serio no ha quedado claro? —volvió a besarlo con dulzura.

—asco —escucharon, sin embargo no desearon romper el contacto tan delicado y tan amoroso.

—Marinette —tomó ambas manos de la fémina besando sus nudillos —-te amo —sus mejillas se mantuvieron sonrojadas.

—Adrien —beso su rostro —te amo.

—¡Son tan tiernos! —se cautivo la moteado, observando como Plagg dejaba el celular del chico en el suelo después de tomar las fotos del momento.

—mi portador bebé ya no es tan bebé —lloriqueo el kwami —y me da asco que mi bebé se bese con tu bebé frente a mi —sollozo, Tikki se aproximó al minino dispuesta a consolarlo.

—ya, ya, ya, ya bebé.

—eso es mío —fingio sorber de su nariz —no deberían de crecer —volvió a sollozar.

—tal para cual —murmuró la Catarina, tomando la patita del gatito para mostrarle la comida que le aguardaba para que se distrajese unos segundos.

Mientras que Marinette se acurrucaba en el pecho de su ahora novio, sonriendo de forma boba.

—así que Marinette Dupain-Cheng, ahora que no solo es la novia sino que también casi esposa de este chico fabuloso ¿Cómo se siente?

—cautivada porque este hermoso y precioso chico me escogió a mi para pasar el resto de sus días —acaricio su barbilla —Adrien Agreste, usted que lo tiene todo ¿Por qué escogio a esta simple mortal?

—yo tenía nada porque esta simple mortal es mi todo —la azabache contuvo un grito emocionado por las palabras que se desprendían de la boca del futuro diseñador —Plagg cree que tu eres Ladybug —comentó soltando una carcajada.

—¿Qué? —debía de ser una broma pues según ella todo había quedado claro.

—el entendió mal, tu eres mi fan número uno, a la que le dije que eramos tal para cual —soltó una pequeña risa.

—creo que tu entendiste mal gatito —beso su mejilla —aunque sí soy tu fan número uno, pero también soy Ladybug —se soltó a reír —eres tan bobo que me sorprendes —trato de contener sus carcajadas mientras que el la miraba angustiado.

—¿Eres Ladybug la que me rechazo? —acuso cruzandose de brazos.

—y tu Adrien Agreste que me dijo miles de veces "Solo es una amiga" "mi gran amiga"

—touche —sonrió volviendo a acurricarla contra su pecho.

—entonces Adrien Agreste ¿Qué se siente estar loco por esta dama de rojo?

—yo no estoy loco por esa dama de rojo, yo estoy Enamorado...

Ante sus palabras los colores recurrieron a su rostro una vez más, tanto que le costaba admitir que Plagg tuvo razón desde el inicio porque el estaba completamente enamorado de la azabache.