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Ella se encontraba corriendo. Ver a alguien intentando matar a otra persona no era algo fácil de superar, pero por ahora dejar de pensar en eso sería lo mejor.
Sentía los pasos cada vez más cercanos del chico que ahora la perseguía, era de alta estatura, con cabello castaño, ropa completamente negra y grandes ojos marrones.

"¿Por qué no me quedé en casa?", "¿Por qué esto me pasa solo a mí?" Todo tipo de pensamientos recorrían su cabeza, pero esta no era la primera vez que presenciaba algo tan horrible como la muerte de alguien.

Antes de esto había visto como su hermana se tiraba del edificio en el que solían vivir juntas, siempre se cuestionó el porque había elegido dejar todo antes de seguir, se refugió en la idea de que lo hizo para estar con su madre y su padre. Pero su hermana se había ido. Deslizándose entre sus dedos para irse y no volver.

Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no notó que había bajado su velocidad, haciendo que este le atrapara. Su tacto era frío y sus manos estaban manchadas de sangre.

-Tu no dirás nada Manoban, podría seguirte hasta donde fuera con tal de que no hables -Murmuro débilmente para luego intentar mirarla de cerca pero este se alejó repentinamente.

Luego de eso la soltó. Ella alcanzó a observarlo secando un par de lágrimas que caían por sus ojos antes de que se fuera por donde vino.

¿Quién era?, ¿Cómo sabía su nombre?, ¿Qué le había hecho a aquél señor?, ¿Acaso quería terminar con su vida? Y si así fuese... ¿Por qué se arrepiente?

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esta es mí primera historia, gracias desde ya por el apoyo ❤

If this walls could talk» Liskook [hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora