No era el mejor lugar del mundo. Tampoco el más bonito. Ni el que mejor ventilación tenía.
Pero no iba a ser yo quien se quejara. Tenía hambre, y eso opaca cualquier otra cosa.
Alex me soltó cuándo nos dirigíamos a la barra.Momento que aproveche para acercarme a Auden y dejarle las cosas en claro.
- Quiero que dejes de hacer eso. - le susurre para que nadie nos escuchara. Aunque era difícil ya que ellos ya estaban en la barra hablando con el barman, con el que parecían llevarse muy bien. ¿Vendrían con frecuencia a este local?
- No se de que me estas hablando. - se hizo el desentendido.
- Oh si, si lo sabes. - susurre con firmeza. No podía creer que ahora se hiciera el loco cuándo llevaba todo el día metiéndose en mi cabeza.
No espere a que me contestara, me dirigí hacia donde estaba el resto. Eran capaces de pedir sin mí.
- ¿Y esta ricura de dónde ha salido? - silbó el barman con sorna.
- Controla tus garras, viejo. Es Aradia. - habló Matt por mí.
Yo solo rodé los ojos.
- Ya veo. Sois unos cabrones con suerte. - río para sus adentros.
Enarqué una ceja y lo miré sin dejarme intimidar. Conecto su mirada con la mía y me sorprendí al encontrarme con unos ojos color violeta. Era alucinante. Nunca había visto unos ojos de aquel color. Ni si quiera sabía que existían.
- Un placer, Aradia. Soy Christian.
- Una pena no poder decir lo mismo. - sonreí con altanería.
- Vaya tienes agallas, me gusta. - me sonrío. - Pero, ¿te cuento un secreto?
No le dije ni que si ni que no. Me mantuve indiferente a su pregunta, aun a sabiendas de que me lo iba a contar de igual forma.
Se inclino sobre la barra y pego sus labios a mi oreja.
- En este mundo eso no te va a servir de nada. - habló con arrogancia.
¿En este mundo? ¿Pero de que hablaba? Este se tenía que haber fumado un buen porro.
En seguida perdí el encanto que vi en sus ojos en un momento. Me eché hacía atrás y corté el contacto visual. Pero no me iba a rendir. No me iba a dejar amedrentar por nadie y menos cuándo veía a Jace y Auden riéndose en silencio de mí y de mi cara de espanto.
- Perdona, cielo. - coquetee con él. - ¿Podrías dedicarte a tomarme nota de lo que quiero en ver de ir dando consejos estúpidos por ahí? ¿Ese es tu trabajo, no? - hable lentamente, disfrutando de cada palabra que se deslizaba por mi boca.
El barman no parecía muy contento, incluso juraría que quería arrancarme la cabeza.
- Hija de p...
Matt y Jace tuvieron que agarrarlo de los brazos antes de que se lanzara encima mío.
- Relájate, Christian. - hablo Alex en tono conciliador mientras me lanzaba una mirada de reproche.
Venga ya, ahora tendría yo la culpa. De lo único que soy culpable es de tener intolerancia a los gilipollas.
- Alguien le tiene que enseñar modales a esa puta. - habló mientras me lanzaba dagas con los ojos.
Entonces si que se lió la de Dios.
Si esperaban que me quedara callada después de que me insultara de esa manera, lo llevaban claro. Con una astucia premeditada me quite la converse negra y con toda la fuerza que fui capaz de reunir se la lance directa a la cara de ese mamarracho.
ESTÁS LEYENDO
Afilados
Science Fiction"No tengas miedo de la oscuridad, sino de lo que viene con ella. "