Capítulo 1

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- Tengo 5 años  - la pequeña indico el número con la mano. - ¡ Y me llamo Lexi !

- Eres preciosa - se acercó el castaño a ella. Me moví y me coloque justo de cara a él, escondiendo a la pequeña detrás de mí. Un escalofrío recorrió mi espalda al tenerlo tan cerca.

-No la toques.

- ¿Y eso por qué? - me retó.

- Porque lo digo yo.

Lo siguiente que escuche fue el suspiro de resignación de Elena y Rita. Era muy testaruda cuándo me lo proponía.

- Muy bien. Como ya han acabado las presentaciones. Si lo desean pueden pasar al despacho para rellenar todo el papeleo de adopción.  - el castaño dirigió la mirada a Elena y asintió con la cabeza.

- Un momento.  - todos nos quedamos quietos esperando a lo que iba a decir el pelinegro. Que por la forma en la que me miraba tenía toda la pinta de que no iba a gustarme nada. - ¿Creo que falta una última presentación, no?

Yo lo mato.

Antes de que pudiera mover la boca para articular una larga lista de groserías, Rita me frenó.

- Preséntate. No querrás que...  - dejo la frase sin acabar, aunque yo sabía perfectamente a lo que se refería. Otra razón más por la que odiaba con todo mi ser a Rita. Ella conocía mi punto débil y se aprovecha de él cuándo le venía en gana.

Antes de que las imágenes aparecieran en mi mente, me presenté. Repitiéndome una y otra vez que había cosas que era mejor no recordar.

- Aradia. 17 años.  - respondí escueta.

- Perfecto. - sonrió Rita. - Sr. Matt, Sr.Auden, Sr.Alex y Sr. Jace . Acompáñenme al despacho a firmar - se dirigió a la sala contoneando las caderas como una adolescente.

Tuve que hacer un gran esfuerzo por aguantarme la risa. Era ridícula.

Los cuatro chicos le siguieron, no sin antes mirarme por una última vez y llevarse un corte de mangas de mi parte. Me dolía el estomago, tenía un mal presentimiento y aunque no suelo ser una persona muy supersticiosa estaba casi segura de que lo que se iba a hablar allí dentro no me iba a gustar nada.

Tardaron exactamente una hora en salir del despacho, y para ese entonces todos estábamos viendo la película de "La abeja Maya" en el salón . Muy infantil, pero era imposible negarse a esos ojos de cordero degollado que me ponían los niños si no les ponía algo que les gustase. 

- Chicas, chicos, guarden silencio por favor. -  Elena hizo silencio en el salón central. Me coloqué a su lado y esperé el veredicto.

Se instauró una especie de silencio incómodo en todo el salón del que nunca antes habíamos hecho uso. Y entonces me di cuenta de que las cosas iban mal pero aún no quería admitirlo.

- No entiendo porque tanto drama. - susurre a Elena.  Ella me hizo un gesto con el dedo de que guardará silencio. Estaba nerviosa y eso era raro en ella porque no era una persona que soliera perder los nervios fácilmente.

- Por el amor de Dios, ¡¿Podéis decirlo de una puñetera vez ?!  - grité.

Se miraron. Se sonrieron. Me sonrieron. 

No puede ser verd...

- ¡ Felicidades Aradia! Bienvenida a nuestra familia.  - aplaudieron.

Se estaban riendo de mí. Era obvio. Tenía que ser eso. No podían haberme adoptado a mí.

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