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La joven pareja yacía gozando de su bien merecido fin de semana.

Bueno, pero ellos no podían gozarlos si no estaban juntos, haciendo lo que sea, teniendo peleas tontas, viendo películas, durmiendo juntos y aguantando las hormonas alteradas del de cabellos anaranjados. Lo que sea estaría bien, mientras el otro siguiera a su lado.

ㅡ Yū...voy a bañarme ¿Quieres entrar al baño? ㅡpreguntó el más alto.

ㅡ No, ve a bañarte tranquilo...ㅡrespondió ocultando lo nervioso y extrañamente exitado que lo ponía el escuchar su nombre ser pronunciado por su pareja.

ㅡ Okey, vengo en un momento...ㅡrespondió antes de entrar al baño y cerrar la puerta de este tras él.

Isogai suspiró, había estado conteniéndose todo el día a no lanzarse a la cama, agarrar la almohada y gritar por su nuevo sentimiento encontrado.

Antes no se había sentido tan exitado al simplemente escuchar su nombre. Era un sentimiento extraño que le revolvía el estómago, le daba cosquilleos y también le provocaba algunos problemas a su amigito.

De repente sintió su cara arder. Cansado, se lanzó a la cama de su novio e hizo algunos pucheros.

Pensó en varias cuestiones por las que existía este problema. Y la primera conclución que entró en su cabeza fue la idea de que sus deseos hormonaes hayan comenzado a surgir.

Al pensar en eso nuevamente, volvió a sentir ese calor en su rostro.

Porque si pensaba en este deseo hormonal más el de su pareja, el cual apareció mucho antes que el suyo, no se imaginaba las locuras que podrían ocacionar.

En el peor de los casos, este deseo los haría delatarse como pareja. Él no quería eso.

Sabía que la familia de Maehara siempre tuvo una mente cerrada a las personas con gustos muy diferentes a los suyos. No quería ocasionarle problemas con su familia.

Alejando esas ideas pesimistas de su mente, volvió a sentarse en la cama. Entonces, al apoyar su mano en esta como soporte, sintió un tacto parecido a alguna prenda.

Curioso, inspeccionó aquella prenda, y a los pocos instantes dió a entender que era el uniforme de su pareja.

Lo inspeccionó más a fondo y quedó embobado con la familiar fragancia a la que olía su ropa.

Sintió un extraño deseo de verselo puesto nuevamente en el cuerpo de su novio y que entonces sea él el que desabroche los botones de ese saco.

Avergonzado por lo que acababa de pensar, dejó esa ropa a un lado y miró a la habitación, pensando y buscando con la mirada algo que pudiera hacer para distraerse.

Su mirada viajó nuevamente hacia las prendas por el rabillo de su ojo. Negó con la cabeza varias veces, se levantó de la cama, y decidido a abandonar la habitación se puso en frente de la puerta y en su mano tomó la manija de esta. Otra mirada, ahora más directa, volvió a las prendas y se quedó en su lugar pensando un momento.

A los minutos, ya había vuelto a saltar a la cama y se encontraba oliendo aquella ropa, como si le diera algún tipo de paz mental.

Una idea fugáz se cruzó por su mente.

¿Cómo le quedarían aquellas prendas?

Lo pensó durante un buen tiempo, antes de colocarse el sueter de su pareja. Le quedaba un poco holgado, pero no le disgustaba.

Ahora le tocaría ponerse el saco, pero antes de que pudiera hacer otro movimiento que no sea oler la penda por última vez, la puerta de la habitación se abrió repentinamente.

Un leve estuendo fue escuchado por el chico y rojo de la vergüenza, prácticamente su cerebro no pudo reaccionar.

Se quedó helado, esperando algún comentario del otro.

ㅡ ¿E...eh? ¿Yu...ma? ㅡpronunció su pareja, el cual estaba casi tan rojo y sorpendido como el otro.

ma? ㅡpronunció su pareja, el cual estaba casi tan rojo y sorpendido como el otro

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ㅡ Y-Yo...ㅡsusurró Isogai, pero lo hizo tan bajo que casi ni él mismo logró escucharlo.

ㅡ Es...m-mi...

ㅡ ¡Yo...sólo! ㅡpronunció con un tono más alto. ㅡ ...Yo...

ㅡ ¡Hiroto, Isogai! ¡La cena está lista! ㅡgrito la madre del más alto, desde el comedor.

ㅡ ¡Y-Ya...ya vamos! ㅡgritó Maehara, antes de marcharse de la habitación.

El de cabellos castaños estaba apunto de morir de la vegüenza. Sin hacerse ni un comentario para si mismo, se cambió aquellas predas y bajó a cenar, sin ni dirigirle la mirada a su pareja.

Al terminar esta, subió al respectivo cuarto, donde su novio ya lo eperaba, y tomando aire repetidas veces, abrió la puerta. Maehara estaba acomodando un estante con algunos mangas de su interéz y ni prestó atención a la llegada del otro.

Levemente desepcionado, caminó lentamente hasta el baño, para poder ponerse su pillama sin ser observado por el otro.

ㅡ Te queda bien...ㅡcomentó el más alto, acercándose a su contrario.

Lo sujetó su cintura por atrás y apoyó su cabeza en el hombro del otro.

ㅡ Me hubiese gustado verte más deteñidamente...ㅡcomentó, acercándose al oído del otro. Yuma, como siempre que se acercaban tanto, esperaba que este lamiera el lóvulo de su oreja o alguna parte de su cuello, un poco satisfecho por saber que su deseo hormonar sería saciado, se relajó y esperó a que el otro hiciera algún movimiento.

Sin embargó, cuando estuvo lo suficientemente cerca de su oreja, lo único que este recibió fue un exitante susurro.

ㅡ ...¿Te lo pondrías para mí?

ㅡ ¿Eh? ㅡmusitó por reflejo, pues al terminar de preguntar ello, se alejó del cuerpo del chico.

Desepcionado, siguió su camino al baño, pero con un paso más rápido que antes. Tantas ideas vergonzosas le marearon la cabeza y el pobre cara de tomate, terminó por no dormir practicamente nada en toda la noche junto a la tranquila respiración de su pareja ya sumida en su mundo de sueños.

Al menos se entretubo observando las facciones del rostro de Hiroto y creyó poder afirmar estar acostado junto a un actor profesional, una buena forma de gozar su fin de semana sin duda.

Fragancias 2/2
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Nota:

Okey, seguramente se dirán "Oh, se hizo más rápida para escribir" pero realmente no es así xdxd

Tenía todo escrito desde antes, pero como tuve ese problema con el relleno de la tercera parte, no podía publicar nada :v

Nos vemos.

-連.

【Secret 】 (MaeIso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora