Primer día: Mitología

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Todo el mundo sonríe en el mismo idioma

Su día terminó de colmarle la paciencia, demostrándole que sus compañeros del buffet de abogados lograban terminar con su buen humor en solo cuestión de segundos. Cuando se enteró que su socio, Erwin Smith, iba a admitir a un grupo de pasantes en la oficina supo que debía tirarse desde el quinto piso.

No entendía porque no lo hizo.

Luego de una ardua charla se convenció que quizás solo quizás estaba equivocado, empezó a pensar que el hecho de recibir graduados le facilitaría el papeleo puesto que últimamente no daba a basto y terminaba quedándose hasta tarde en la oficina.

Quiso buscar todas las razones del mundo para no enloquecerse de ante mano, pero él tenía razón.

Ya el lunes por la mañana, todo fue un caos tal como tanto sospecho.

Y ahora siendo viernes, luego de intentar sobrellevar la primera semana, llegó a la conclusión de que debía asesinar a sus nuevos socios o simplemente tomarse un tiempo de vacaciones.

- Estas muy pensativo, Levi-aniki -mencionó una pelirroja asomándose por el umbral de la cocina, vistiendo un delantal rosa con su gorro a juego- ¡La cena está lista!

Al oírla gritar, cerró los ojos con enfado y cansancio absoluto.

- Tengo un compañero en la oficina al cual si le pongo una peluca es igual a ti, Isabel. -indicó el muchacho con cierta molestia- Son dos gritones.

Ella rodó los ojos al escucharlo y se dispuso a terminar de colocar los platos en la mesa, intentando hacer oídos sordos a las quejas interminables que llevaban días repitiéndose. Rápidamente se sentó en la mesa, agotada luego de su día en el preescolar, amaba a los niños pero ese día fue extraño para su gusto.

Levi luego de lavarse las manos se sentó a su lado, arremangándose la camisa blanca y desajustándose la corbata.

- ¿Cómo fue tu mañana, Isabel? -preguntó extrañado, pocas veces ella lo ignoraba cuando él la molestaba. En otra noche, como los últimos días, la pelirroja ponía el grito en el cielo por las contestaciones que recibía.

Ella jugueteaba con la comida y suspiró.

- Hoy una de las niñas, Lia, se lastimó y tuvimos que llamar a emergencias. Ella no paraba de llorar y yo la tenía en brazos hasta que llegó su padre... Él me tildo de descuidada pero yo no había hecho nada -lo miró entristecida- Me conoces, te juro que le expliqué todo calmada.

Levi levantó una ceja.

- A los gritos. -corrigió.

Isabel bufó.

- En resumen, luego de que Lia estuvo bien... me habló para pedirme disculpas y me trajo flores. -mencionó sonrojada, mirando de reojo las margaritas que posaban sobre un florero a su derecha.

Levi escuchó toda la historia sin dejar de cenar ni de tampoco darle un buen trago a su copa de vino.

- ¿Y eso te molesta?

Isabel lo miró como si acabaran de salirle dos cabezas.

- Por supuesto, está casado. -explicó la mujer completamente seria. Al ver como Levi iba a replicarle, ella habló- Vi el anillo, no estoy inventando.

El azabache la miró seriamente, notando que su hermanita estaba enamorada. Hizo una mueca al escuchar un molesto ringtone que interrumpía sus pensamientos.

- Creo que... -nuevamente ese sonido lo irritó. Hizo una mueca y siguió- Deberías esperar a ver que pasa -al oírlo otra vez, gruñó- ¡¿Quieres contestar esa maldita cosa?!

Simplemente perfecta [Rivetra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora