Capítulo 7: Protocolo Fantasma

3 1 0
                                    

-De todas las personas del planeta, de todos los alumnos, de todo el personal que entra aquí ¿tenías que dejar que te viera Ezra?- me "gritó" en un susurro mi amiga.

-Por enésima vez, no lo ví llegar. Apareció de la nada. Cómo un maldito fantasma.- entramos al salón y me sentí aliviada al ver que no había nadie a excepción de nosotras.

-¿Y ahora qué? ¿Tienes algo en mente?

-No lo sé. Supongo que primero debo saber si es él quién lo tiene.

-¿Y vas a hacerlo...?

-Me colaré en el vestuario de hombres. - los ojos de América se abrieron como platos para luego cambiar a una expresión pícara.- ¡No es lo que estás pensando! Por Dios. 

-Admite que esperas encontrarte  con alguno de ellos mostrando esos abdominales.

-Ya cállate. Me meto, veo si el diario está, si está lo tomo y me largo. Necesito que me cubras.

-Bien. Yo seré la distracción entonces.

-¿La distracción?- dije incrédula.

-Claro. No podrá dejar de verme durante el entrenamiento cuando me ponga mi atuendo de porrista- que alguien me diga que es una broma.

-Claaaaaaaaroo.- sonreí falsamente.

Poco a poco el salón se llenó de alumnos. Vi de reojo pasar a Ezra por mi lado. Quería captar cada detalle de su mochila para saber exactamente cuál debía buscar en los vestuarios. Lo único que tenía de referencia era un pequeño colgante de resina azul. No le hablé ni el me habló durante el inicio de la hora. Al parecer el profesor llegaría tarde.

Aproveché esos minutos para dormir cuando América me despertó. Su dedo apuntaba a Ezra que se iba por la puerta. Mientras recogía mis cosas para seguirlo América me comentó que el profesor Marshall no iría durante unos días a la escuela, por lo que teníamos esta hora libre.

La aprovechamos y comenzamos a seguirlo. Fuimos desde el último piso de la torre derecha hasta el comedor. A pesar de no ser horario del almuerzo, había demasiados alumnos, tantos que por un momento creí que se trataba de alguna especie de simulacro. 

En un momento perdí completamente la concentración. No sabía lo que estaba haciendo. Estaba demasiado desorientada en todos los sentidos. Reaccioné cuando alguien me preguntó si estaba bien. Creo que fue un chico, no llegué a terminar de procesarlo porque rápidamente le hablé a  mí amiga.

-Sabía que lo seguíamos. Por eso dió tantas vueltas, no está aquí- y salimos rápidamente de ahí.

-¿Qué demonios te ocurrió ahí adentro?- dijo ella mientras íbamos hacía quién sabe dónde.

-No lo sé. Pero él no estaba ahí. Creo que nos descubrió. Sabía que si entraba al comedor lo perderíamos- es más, creo que sabía que me pondría así, debe de haber sido otro de esos trucos de magia de los que me habló. Hablando de eso, después de que se lo conté a América y me hizo dudar de ello, volví a ponerme paranoica.

-Faltan dos horas para educación física. ¿Qué vamos a hacer mientras?

-¿Qué vamos a hacer con qué?

-Dos horas Paris. No dejará su mochila en esas dos horas. Podría esconder el diario en cualquier lado. Incluso en su casa.

-¿Qué sugieres?- no estaba segura de si la respuesta sería de mi agrado. Pero aún así la necesitaba.

-Vamos a averiguar dónde vive.

-¿Y cómo piensas hacerlo? Él no habla con nadie y esa información debería figurar en su ficha.

Más Allá Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora