CAPÍTULO 4

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-Bueno, cariño ¿qué dices?

-Bueno...

Martina, ahora piensa en todo lo que puede suceder. La pueden tomar como una cagada, que se va del instituto, para evitar conflictos con Ana.

Ella, siempre suele tener personalidad, y jamás se guía por tonterías de la gente. Pero, también tiene sus debilidades, y abandonar ahora el barco, sería sospechoso; aunque, no fuese intencionado.

-Hija venga, vas a estar genial. Lo dice, en tono, niña pequeña caprichosa.

Se dirigen a su casa, a la vez que comparten silencios o ciertas palabras.

-Vaaaaaaaaaaaaaaale. Si, no me queda más remedio.

-¿Cuándo acabas los exámenes?

-Esta, es la última semana de Mayo, pues, la acabamos la semana que viene.

-¿Y cuándo tienes la graduación? ¡Se me había olvidado!

-Mamá, no voy a ir, a esa maldita fiesta.

-Hija, es fiesta es muy importante. Va a ser mejor, que cualquier graduación que tengas. Llevas con esos compañeros toda la vida. Deberías ir.

-Mamá, no tengo buenos amigos. He vivido momentos, pero, no me han importado. No me importan, yo, no les importo. Lo pasaría hasta mal.

-Pero, si te ha costado mucho la E.S.O que sea así, como recompensa.

-Lo sé, me ha costado muchísimo. No voy a ir.

En ese momento piensa, que sí, que así Ana, se ponga guapísima, y que todos la miren. Le da igual.

-¿Y ese chico con el que has estado?

-¿Y a ti que te importa? Dice, insistiendo en gestos, que abra la puerta de la casa.

Luisa, no tiene ganas de discutir con ella, total, se irán a Málaga.

El chico con el que ha estado Martina, era un simple niño del instituto, pesado, y ''loco'' por Martina. El chico, le hizo un favor a Martina. Cambió su examen con el de ella, para que Martina pudiese aprobar, y Él, también. Claro, Martina, cumple su palabra, y el chico, le insistió, en darle una vuelta con la moto. El niño, iba a lo que iba, quería sentir, un beso apasionado de aquella chica de ojos grises, con labios cautivadores. Como Martina, no quería ir a su casa, aceptó en ir con Él. Sabía, lo que podía pasar, pero como para ella, era un simple beso, le daba igual. Aunque, su madre la salvó, pero, tardeo temprano, tendría que recompensar el favor al chico.

Martina y su madre, Luisa, disfrutan del almuerzo. Martina, se mete en la boca, un trozo de filete con bechamel, y Luisa, hace lo mismo, solo que añada, dos patatas, al bocado.

En cualquier momento, tu vida, cambia de estaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora