Tenía recuerdos fragmentados en su memoria, pero no significaba que no recordara nada de lo sucedido. Collin había reclamado algunos de sus espacios vacíos, sin embargo, lo hizo sin detalles y sin nombres. Pero sabía exactamente lo que había pasado. Lo supo con mirar sus manos vendadas con resignación y un poco, sólo un poco, de vergüenza. Era la primera vez que lo sentía y era la primera vez que había tenido la necesidad de transformarse en esa cosa.
¿Él la habría visto?
Lo más seguro que sí. Descubrió que esa era su única preocupación de todo lo que había sucedido el día anterior. Grindelwald podía irse al diablo. No le importaba. Bien podría haberlo matado. Pero Albus, Albus le importaba más de lo que hubiera deseado; se golpeó la cara con una de sus manos y soltó un gritito de frustración. Era tan inocente, tan tonta, tan estúpida al tener sentimientos por alguien que nunca sentiría nada por ella.
Collin, lamentablemente, había tenido razón todo ese tiempo. Sin embargo, no había querido ni tenido la voluntad de escuchar a la bruja. Su verdad, siempre llena de negatividad, era dolorosa y acertada. Era difícil que ella se equivocara pero por un instante, pensó, que con Dumbledore sería la primera excepción. Tarde comprendió que la equivocada era ella.
De repente, la cama se había convertido en algo incómodo e insoportable. Salió de ella como pudo, tomó sus cosas de la silla y escapó de la habitación con cautela para no ser vista. Debía irse, tenía la necesidad de hacerlo, desaparecer un buen tiempo hasta que las cosas volvieran a su curso normal. Hasta olvidar, al menos, su pequeño incidente; dobló hacia la derecha, conocía esa área perfectamente, nadie transitaba por allí. Sin embargo, lo que no se esperaba de todas y cada unas de las cosas que podían suceder, era chocar, al fin y al cabo, contra lo que quería huir.
-Estoy seguro de que no deberías estar aquí -su voz la tomó por sorpresa. Trastabilló como colegiala hacia atrás, pero el mago la alcanzó antes de que su trasero tocara el suelo -, aún estás débil -murmuró escudriñando su rostro, como si pudiera leer cada diminuto síntoma de su interior con claridad -. ¿Estás bien? -él apretó su mano vendada prácticamente de manera inconsciente.
Ni siquiera sintió dolor alguno en sus heridas recientes.
-Estoy bien -articuló con la voz ronca separándose de él con sutileza. Aquel contacto parecía haberle quemado el alma misma -, ya puedo ir a casa -añadió con el poco valor que le quedaba; Albus no dijo absolutamente nada, sólo la observó, intentando descubrir algo entre tantas capas de indiferencia de la mujer frente a él -. ¿Qué pasa?
Tal vez, la había estado observando demasiado tiempo. Mentiría si dijera que no se sintió estúpido ante tal atrevimiento. ¿Qué le pasaba? Carraspeó y formuló una pequeña sonrisa, la mejor que tenía para alguien como ella.
-Sólo quería agradecerte. Apareciste en el momento justo, sin ti hubiéramos fallado -Maddie asintió y el silencio volvió a rodearlos; él suspiró y miró hacia todas partes antes de regresar sus ojos sobre ella -, ¿quieres que te acompañe?
-No te preocupes -dijo sonriéndole, aunque era una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Su mirada decía algo, algo que al mago lo seguía intrigando -, gracias.
¿Eso era todo? Aquel pensamiento unánime los incomodó aún más.
-Entonces, te acompañaré a la puerta -Maddie atinó a negarse pero él la interrumpió antes de que un «no» escapara de sus labios -. Déjame hacerlo.
No pudo resistirse a esa sutil súplica. Además, ¿quién sería capaz de negarle algo a Albus Dumbledore? Estaba segura de que nadie, ni siquiera su prisionero...
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Aliados o Enemigos
FanfictionGellert Grindelwald logra escapar de las manos del MACUSA misteriosamente, y una serie de inesperados asesinatos se están llevando a cabo en Londres después de ello. El caso quedará en manos de dos talentosas aurores, con ideales y puntos de vista...