Jane y Harry llevaron su relación al siguiente nivel, uno de los más importantes, lo cual conllevará a muchos cambios en su vida, en especial en la de Jane.
¿Logrará adaptarse?
Harry está a cargo de la mafia y no es algo fácil de asimilar. Sus con...
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Sé que la charla entre yo, Nataly y Bernadette es muy importante, pero no puedo dejar de jugar alas miradas con el chico de cabello ondulado que me trae loca.
− ¿Estás de acuerdo Jane?
−Sí, perfecto.
−Muy bien, eso es lo que haremos con el trabajo...
Vuelvo a mi anterior tarea, mi corazón da un salto al recordar verlo entrar como alumno nuevo en la clase, sin ser consciente de ello, mi corazón latió a cien por hora como lo hace ahora con nuestros juegos.
Su nuevo amigo parece estar diciéndole algo sobre que debería hablarme, Harry no deja de sonreír, pero niega con la cabeza, él parece gritarle y de pronto, se le iluminan los ojos, antes de que Harry pueda detenerlo, su amigo se para y comienza a venir hacia acá. Mi cara se sonroja y vuelvo a la conversación con mis amigas que no han notado mi cambio de comportamiento. Por el hombre de Bernadette observo una se las escenas más graciosas que se quedarán plasmadas en mi cabeza por siempre: Harry trata de detenerlo y de alguna manera se cae de trasero y con ambas piernas abiertas delante de mí, trato de reprimir una carcajada.
Es todo, no lo aguanto más y rompo a reír. Mi chico de cabello ondulado está sonriendo, aunque con las mejillas totalmente rojas, su amigo está su lado muriendo de risa.
Lo ayudo a pararse y se limpia el pantalón.
−Hola− ambos sonreímos como tontos.
Mira al cielo pensando cómo comenzar la conversación y la siguiente pregunta que suelta es la menos esperada de todas.
− ¿Eres tripofóbica (fobia a los agujeros, no sugiero que lo busquen)?
Toso levemente e inclino la cabeza con una enorme sonrisa en mi rostro.
−Tal vez.
−Te voy a mostrar fotos y si te estremeces es porque lo eres.
No espera a que conteste, simplemente saca su celular y me enseña las imágenes, son terroríficas, pero nada que me haga estremecer.
−Ves... No lo eres yo tampoco lo soy.
Me río y niego con la cabeza: −Así parece.
Una enorme sonrisa se plasma en mi rostro al recordar aquello. Después de tanto tiempo, él aún tiene ese efecto en mí.
*****
Hago acopio de las fuerzas que me quedan para poder descansar y recuperar el aliento perdido. Pasan un par de minutos y cuando creo que ya he recuperado fuerza, observo a mi hermana y a mi mejor amiga.
