3: Julieta

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  • Dedicado a Oscar J Lugo
                                    

        

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Julieta

                    Podía sentir la brisa en mi cara, y divisar los girasoles, me veía en un campo, un inmenso campo lleno de girasoles, y todos se movían al compás de la brisa que iba y venía como si me arrebatara el aliento, el sol se asomaba por el horizonte, pero aún me era imposible articular una palabra, era increíble el hecho de estar rodeada de tantos de ellos, cuando era pequeña solía amarlos, pero con el tiempo fueron perdiendo el encanto así como un viejo juguete olvidado, y lleno de polvo, el sol se veía con tanta imponencia, mientras que yo vestía un hermoso vestido turquesa el cual jamás había  visto, mi cabello estaba perfectamente peinado en una trenza, pero me era extraño el hecho de estar rodeada entre tantos girasoles.

 Hasta que lo vi, una silueta en el horizonte, la silueta de un hombre que parecía estar mirándome, intente hacer señas pero era como si no me mirara y luego comencé a gritar pero nada de esto era suficiente y comenzó a alejarse, pero por alguna razón   había un sentimiento que me embargaba , un sentimiento de tristeza al verlo marchar que no me dejo que lo hiciera así que comencé a correr , y correr era lo único que sabía hacer, pero por más que corriera  se veía como la silueta se alejaba cada vez más  y más me cansaba, hasta que de un momento a otro cuando por fin parecía que retome el paso una extraña voz me dijo

— ¿Jess?, ¡Jess!, Vamos despierta, no puedo creer que te hayas quedado dormida —dijo una voz fina pero a la vez con autoridad era Emma.

No pude evitar mover mis manos en señal de dar a entender que solo quería que se fuera y quería seguir durmiendo, solo quería entender quién era el de la silueta de negro, pero ambas sabíamos que eso no sucedería Emma era la persona más decidida en este mundo y si ella quería que me levantara siempre lograba como hacerlo.

—Vamos Jess, pareces una niña de guardería, ahora explícame ¿Cómo te quedaste dormida aquí?—dijo mientras señalaba el alrededor y me daba cuenta que no había salido del auditorio en toda la noche.

—Yo… yo me quede arreglando algunas cosas —dije mientras frotaba mis ojos, que al parecer estaban más agotados que yo misma.

— ¿Es todo?, te has perdido los dos primeros periodos Jess, no es sano que pases la noche aquí, ven vamos —dijo Emma mientras tomaba mi bolso y me apuntaba a que saliéramos del auditorio.

Salí del auditorio con Emma, mientras las piernas solo me pesaban, todo en mi indicaba que había pasado una mala noche y como no, si lo poco que había dormido  había soñado con la silueta de un hombre que no conocía, intente caminar más rápido para no perderle el paso a Emma hasta que vi una multitud, al principio no podía distinguir porque era tanto alboroto pero luego distinguí a Madison, ella estaba como siempre con su hermoso cabello rubio peinado, y su característica ropa de flores pero cuando me acerque más distinguí algo que me pareció extraño, Madison tenía una cara de molestia, que no era característica de ella, así que le dije a Emma y ella con un gesto de molestia se acercó.

—Madison, ¿Estas bien? —dije con algo de preocupación, era la primera vez que no la veía feliz, sonriendo o saltando.

— ¿Feliz?, crees que estoy feliz con ese reparto, me parece injusto aún más que tu vengas a preguntarme algo así —dijo mientras juntaba los brazos y me volteaba los ojos.

—¿Yo?, Como si yo hubiera tenido que ver —dije algo desconcertada ya que era realmente molesto que ella solo me echara la culpa sin yo tener que ver nada al respecto.

Aflicciones y Delirios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora