De tras de la oscuridad

Capitulo I

Y aquí estoy yo. Esperando a que el dependiente en el altavoz diga: "Pasajeros del tren número 1016 con destino a Guadalajara, Jalisco, favor de abordar pasando por la puerta 14. Gracias y que tengan un buen viaje." Solo eso necesito escuchar para dejar la estación de Cholula y escapar de esos dos malditos que me arruinaron la vida. ¡Los odio y los odio!

Ya han pasado tres días desde lo sucedido, pero aún así no logro superarlo. Se supone que ese día iba a ser uno de los mejores de toda mi excistencia, y ahora es la peor pesadilla que me ha pasado en toda mi amarga vida. Soy un desastre, de los peores que pudo haber excistido. La razón de que aquel miércoles iba a ser perfecto, era porque mi primo hermano Conor regresaba de Europa, después de dos duros e insoportables años, a vivir conmigo y con mi madre y empezar una vida juntos.

Él era muy diferente que mis tíos y, aunque ellos se negaban en aceptarlo, tenía su propia forma de pensar de una manera alternativa. Sus pasiones siempre fueron el punk rock, su amada guitarra, sus discos de Green Day, Guns N' Roses, Nirvana, BVB, AC/DC y 7 Minutes in Heaven; en fin, una gran lista que se me hace imposible dictar. Para ser un hombre de 19 años, tenía todo lo necesario para hacerlo el indicado, desde mi persepectiva. Cabello negro como una noche en la urbanización, piel blanca al igual que una muñeca de porcelana, ojos grises profundos para que él pueda leerte a través de una mirada, labios finos y delgados para ser beables, aunque con un pequeño piercing en el labio inferior; orejas con una pequeña expansión que siempre te oirán cuando más lo necesites. Si quisieras verlo en traje de baño podrás en su pecho observar un tatuaje que recita la frase en cursiva "Forever and always". Siempre vestía de cuero combinado con colores rojos, azules y mayormente negro, su color favorito. Sí, ese es mi primo. Y si se niegan en aceptarlo, es emo, al igual que yo.

Tal vez nos conoscas como personas suicidas, sin sentimientos ni remordimientos; pero si estuvieras al menos un día con nosotros, te darías cuenta de que no somos lo que parecemos. Aquí la diferecia es nuestera forma de pensar con la de los demás. Es por eso por la que mis tíos no soportaron a Conor, la razón por la que se fue a Europa esos dos malditos años; expulsado de su propia casa por ser quién es. Por eso, entre mi madre y yo decidimos que se quedara con nosotros cuando volviera.

-¿En qué piensas prima querida?- amaba cuando Conor me decía "Prima querida", porque siempre me hizo sentir especial y realmente amada.

-En lo mucho que me harán falta.- dije sintiendo como las lágrimas iban brotando poco a poco de mis ojos.

-Ven aquí mi Fri.- dijó él extendiendo sus brazos para poder abrazarme, y yo simplemente lo acepté, arrimandome de mi extremo del banco en donde estabamos. Amaba sus abrazos. Eran tán cálidos y acogedores. Mi llanto era silencioso pero impotente, realmente lo necesitaba.

Luego sentí como besaba mi cabeza y susurraba la canción "Wake me up when september ends". Pasaron dos minutos exactos para recuperar la calma.

-Te extrañaré mucho Conor. A tí y a mamá.

-Y nosotrso a tí Fri.

-No entiendo porque decidiste dejarme aquí. Hubiera sido mejor que tomara el taxi yo sola.

-No digas eso mi niña.- dicho esto tomó mi mentón y me  hizo mirarlo directo a los ojos. -No quería que te lastimaran esos desgraciados a tí también.

Más tarde, el sacó de su saco una pequeña cajita de madera roja con un listón azul marino. Me la entregó y yo, con mucha curiosidad, deshize el moño y abrí el misterioso regalo.

-Es precioso!- exclamé. Era un brazalete de plata adornado con dijes. Una guitarra eléctrica, la llave de sol, el crucifijo del collar de la abuela, una virgen de Guadalupe, una rosa, un librito, las alas de un angél y una medalla de San Diego. Simplemente me quedé atónita ante el regalo de Conor.

-Permiteme.- tomó el brazalete y se dispuso a ponermelo en mi muñeca derecha. -Jamás te la vayas a quitar, por favor.

-Lo prometo.- y nuevamente lo abraze y  besé su mejilla izquierda.

"Pasajeros del tren número 1016 con destino a Guadalajara, Jalisco, favor de abordar pasando por la puerta 14. Gracias y que tengan un buen viaje." Por fin se oyó aquella voz, y solo podía significar una cosa y Conor lo sintetizó en una frase.

-Llegó la hora.