Capítulo VII

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Al abrir esas dos puertas de madera negras con cerraduras de metal, no podia creer lo que tenía ante mis ojos.

-¿Te gusta? -preguntó Alonso detras mío con la maleta en brazo.

Yo solo me quedé pasmada de lo que había alrededor. Dos paredes negras y otras dos pintadas de un rosa mexicano con un marco de la Virgen de Guadalupe. En una esquina se encontraba un par de puertas de con ventanas de cuerpo completo, y estaba segura de que sería el armario; al lado de esta había una puerta blanca con picaporte y me supuse que sería el baño. Mi cama, ubicada en otro extremo de la habitación, era tamaño matrimonial acompañada de una colcha gris oxford con un estampado blanco del juego de gato, sin olvidar las almohadas y almohadones morados, rosas, rojos, negros, con calaveritas y un oso de peluche canela vestido con una camiseta de Athem Made y su chaqueta de cuero negra con pines en el cuello. A un lado de esta, había un pequeño mueble de madera negra con tres cajones, en ella se encontaban una lámpara de escritorio, un florero de cristal y un crucifijo tallado a mano. 

Entré sin decir ni una sola palabra, mientras que Alonso dejaba mi maleta junto a la cama.

-¿Y bien? -preguntó nuevamente.

-Esta increíble! Me encanta! -me lanzé de espaldas a la cama, evitando golpearme la cabeza con la pared. Tomé al oso y lo abracé.

-Todo esto lo planeó Rosi. Si preguntas comó supo de tus gustos, leyó tu expediente.

Es cierto. Antes de irme, mi madre le dió mi expediente a la agente para saber que era y es  de mí. Y tenía que admitir que hizo un excelente trabajo en mi habitación.

-Ojála y así de feliz te sientas entre nosotros. -dijó sentandose a un lado de mí. Me incorporé nuevamente sentandome sobre la cama en piernas cruzadas.

-¿Por qué lo dices?

-Entre Freddy y Brayan son un poco testarudos con la gente fuera de su "normalidad" y "realidad". Pero no te preocupes por ellos, ya que me tendrás a mí.

-¿Lo dices en serio?

-Si miento, me pondré lentes de contacto.

Reimos ante su comentario al mísmo tiempo. Me pregunté en ese instante ¿cómo se vería sin lentes de armazón?

-Ojalá y te los quites muy pronto.

-Lo haría por Ale pero no se como reaccione.

"¿Ale?"

-¿Quién es Ale? -pregunté con intriga y curiosidad.

-Ella y su hermano mayor, Waldo, son nuestros vecinos del décimo piso. Y dejame decirte que son muy buena gente. Pero ella...

Miré esa amplia sonrisa en su rostro sin prestarle atención a sus lentes. Ya lo venía venir. Me sentía feliz por él.

De repente escuchamos un ruido proveniente de la entrada, la cual hizo a Alonso pararse de un jalón de mi cama e ir a la puerta de mi cuarto.

-¿A dondé vas? -pregunté preocupada.

-Iré a ver quien es. Tú de mientras arregla tus cosas y descansa un poco.

Salió sin decir más, dejé al oso entre las almohadas y me paré de mi cama para hacerle un espacio a  mi maleta. Pero antes de que yo pudiera empezar, se abrió mi puerta con un Alonso sonriente diciendo:

-Oh, por poco y se me olvida... Bienvenida a casa.

Nuevamente desapareció de mi cuarto. "Casa", la palabra que me hacía sentir vacía de alguna u otra forma.

De tras de la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora