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-Y entonces... ¡PUM!—Todos saltamos.—¡PAM!—Volvimos a saltar.—¡Y...! ¡Y...!—Se paró en el tronco luego de haberlo puesto derecho.—¡Y...!—Fingió que una espada se clavaba en su estómago, y se lanzó a la arena de espalda, dándose un lindo golpe, que a mí me hubiera dejado sin aire.—

-¿¡Y...!? ¿¡Qué sucedió luego, estúpida!?—Pero Lali se mantuvo en el suelo.—¡Lali!—Exclamó, y entonces, asustándonos nuevamente, retomó su actuación. Tomó una bocanada de aire, y tomó su estómago, actuando su herida.—

-Y entonces... ella...—Se levantó "costosamente", y ocultó una sonrisa, marcando pequeños hoyuelos a los costados de su boca. Mi corazón se aceleró.—Ella... Se quitó la espada...—Actuó lo dicho y comenzó a caminar cerca de la fogata.—Y, cuando su asesino volteó... ¡ZAS!—Tomó una rama con fuego, y le cedió a la llama su actuación, dando un corte imaginario al cuello de una persona, imaginaria al igual, dejando que se viera el aura del fuego en el aire por unos cortos segundos.—

-Woow...—Todos murmuramos al compás.—

-¿Lo mató?—Cuestioné, sorprendiendo a todos, incluyéndome a mí. Ella me miró, inclinó levemente su cabeza y sonrió. Creo haber tenido unos doscientos paros cardiacos en menos de dos segundos.—

-No sé, ¿qué crees?—Cuestionó, sentándose a mi lado, y entregándome la rama.—Continúa...—Dijo, amigablemente, pero yo aún estaba paralizado. Su pierna rozaba la mía, y sentía como toda mi piel se había erizado.—

-¿Q... qué?—Asintió, y sentí la mano de Gastón empujándome al medio. Todos aplaudieron, pero yo no era bueno relatando historias. No, no lo era.—Pero...

-¡Peter, demuestra!—Agus me alentó y se levantó en su lugar, llamando la atención de todos.—No saben lo bien que dibuja este muchacho. Tiene una imaginación enorme.—Todos aplaudieron nuevamente, y, al oírlo, una idea llegó a mi cabeza.—

-De... De acuerdo, pero...—Todos sus ojos estaban sobre mí, pero, especialmente, sus ojos estaban sobre mí. Su sonrisa, sus ojos... estaban dirigidos directamente a mí, o eso creo... O eso espero... ¿Eso quiero?—

-¿Pero...?—Reaccioné de mis pensamientos ante la voz de Eugenia, y me arrodillé en la arena.—

-Pero lo haré a mi manera.—Asintieron, y yo tomé aire, para luego comenzar a deslizar la rama en el suelo, comenzando la continuación de la historia que Lali tan bien interpretó, y, para no cortar la situación, dibujé a una chica, asesinando a esa persona que había sido su amenaza.—

-¡Ese es el asesino!—Exclamó Cande, acercando otra rama con fuego para poder observar mejor la arena.—

-Mírate, estás ahí Lali.—Ella se asomó, y vi cómo su sonrisa se mostraba nuevamente.—

-¿Y? ¿Cómo acaba la historia?—Yo miré un segundo el plano, y me moví hacia un costado, para tener más lugar en el que dibujar.—

-Podría ser que... Al matarlo...—Dibujé la cabeza del hombre en el suelo rápidamente y sin detalles.—Supongamos que ella...—La dibujé, mirando a la luna, con la cabeza a su lado, derramando sangre.—Con su herida abierta, sólo... Sólo se perdió por ahí...—Susurré, dibujando una secuencia de tres "Lali's", una cada vez más chica que la otra, haciendo parecer que se alejaba por el horizonte.—

-¿¡Qué!?—Eugenia se levantó, indignada.—

-¿Qué, qué?—Cuestioné observándola.—

-¿¡Por qué ambos acaban las historias de manera tan estúpida!?—Comenzamos a reír todos, incluso Lali lo hizo, y... ¡Qué risa tan hermosa!—

-Porque somos buenos contadores de historias, Chini.—Eugenia bufó, y Lali decidió levantarse y besar su mejilla.—Algún día contaré una historia que acabe como te guste.—Aseguró y la rubia sonrió, consiguiendo otro beso de ella. ¿Serán suaves sus labios?—Pero, por ahora, aplaudamos a nuestro nuevo amigo Peter por ayudarme a acabar esta historia.—Elevé mi mirada hasta sus ojos. "Nuevo amigo". Mi corazón volvía a acelerarse.—

-Nuevo para ustedes, para mí ya es familia.—Salí de mi trance al escuchar a Nico. Reí mientras él me abrazaba por los hombros.—

-No, no, ese soy yo.—Dijo Agus, empujándolo mientras yo comenzaba a reír.—

-¡Ya me dejan afuera!—Gas exclamó, y Vico se lanzó sobre Agus.—

-¡Yo también quiero ser familia!—Todos comenzamos a reír, hasta que sentimos algo frío recorrer nuestras espaldas. Al voltear, nos encontramos con todas las chicas, mirándonos divertidas, mientras intentaban pretender que ellas no habían sido.—

-¡Guerra de agua!—Y todos, inclusive yo, comenzamos a correr al mar, para conseguir más agua que lanzar.—

-¡Al mar!—Rochi gritó eufóricamente, y todos corrimos dentro, sin pensarlo, sin dudarlo, y pasamos toda la noche dentro, nadando, pinchándonos por debajo del agua, asustándonos, flotando, pero ante todo, riendo. Y, por más raro que fuera para mí, me sentía parte del grupo. Sentía como si hubiese estado con ellos toda la vida. Como si los conociera más allá de sólo sus nombres.—

-¡Se nos va Peter!—Escuché a Dacky exclamar, y volteé recibiendo la ola de frente. Me arrastró por todos lados, y sentía que ya no tenía más aire, pero pude impulsarme con la arena, y tuve el suficiente espacio para poder respirar sobre el agua antes de que la nueva ola me chocara, arrastrándome nuevamente. Sentía la arena raspándome la piel, y la desesperación por salir comenzaba a jugarme en contra, pero entonces, sentí algo que comenzaba a tirarme. En el medio, un pinchazo, pero entonces, me empujaron lo suficiente como para que pudiera respirar nuevamente.—

Luego de ganar el suficiente aire, miré a mi alrededor, y me encontré con ella, que me miraba con su ceja enarcada. Expresión que pude observar gracias a la luna sobre nosotros.

-¿Estás bien?—Busqué la orilla, y la encontré lejos nuestro. Me había arrastrado hasta la zona anterior a las olas. Un sector profundo donde no se sentía más que un leve y calmado balanceo que luego se impulsaba, creciendo y creando las olas de las cuales no pude escapar.—Peter.—Me llamó y volteé a verla, sintiendo repentinamente dolor en la pierna.—

-Creo que me lastimé con algo.— Murmuré y ella asintió.—

-¿Puedes nadar?—Asentí, pero ella me miró dudosa.—Entiendes lo que digo, ¿no? Porque te pregunto si puedes nadar en esas olas.—Bufé, y asentí.—

-Sí, recién... solo me agarraron desprevenido.—Aseguré, y ella asintió.—

-De acuerdo, vamos.—La seguí, y, esta vez cuando la ola llegó, no me arrastró y pude salir.—

-¿Qué pasó, hermano?—Agus preguntó, acercándose.—

-Se hirió con una piedra o algo, ¿alguien puede ir al bar a buscar el botiquín?—Gaston asintió y salió corriendo en busca de él. Agus se arrodilló a mi lado.—

-Mira, ya tienes tu primera cicatriz.—Reí y tapé la herida con mi mano.—

-Sí, no creo que sea tan bueno esto...—Rió conmigo, y ambos suspiramos. Entonces Gas llegó, y Lali se ocupó de mirar la herida mejor.—

-De acuerdo, va a doler, pero estarás bien.—Ahogué un grito cuando comenzó a tocar la herida y a curarla, pero, después de todo, era ella quien lo hacía, así que... mucho no me moelstó.—

¿Quiénes somos? {Laliter}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora