Capítulo I: No tiene importancia

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Llevaba una vida bastante monótona y tranquila,
hubiese seguido así, pero ciertas cosas pasaron.
Cosas a las cuales jamás le di importancia también aparecieron
y ahora me pregunto:


"Esta vida... ¿Tiene importancia siquiera un poco?"

"Incluso si yo dejara este mundo... ¿importaría?"

......

¿Sentimientos? ¿Qué es eso?

La mañana comenzó como todas las demás, tranquila y apacible, para muchos puede ser un día encantador y perfecto para salir con amigos, dar lo mejor en las actividades del club, y cualquier otro tipo de tontería llamativa de la juventud, ya ni siquiera puedo describirla en palabras que si suenen con sentido. ¿Para mí? Es un día como cualquier otro, no hay nada en especial que se haga en una mañana despejada y con pocas probabilidades de lluvia.

Eso es lo que pensaba Tsunayoshi Sawada de 14 años, estudiante de 1er año de la secundaria Namimori, un joven de estatura pequeña, cabello castaño alborotado en puntas que desafiaban la gravedad, ojos color chocolate opacos, piel ligeramente pálida, contextura delgada y expresión notablemente desinteresada. Se alistaba para ir al instituto con su habitual uniforme, una camisa blanca de mangas largas, corbata azul cielo, chaleco azul marino, pantalón negro y un saco de vestir color negro, este no iba de acuerdo a la vestimenta común de los estudiantes, pero no había tenido ningún problema al usarlo ni siquiera sus profesores lo reprendían por usarlo.

Ya terminado su alistamiento, se miró en el espejo con su típica expresión, todo estaba como siempre en su lugar, suspiro cansado algo en el decía que no debía ir hoy a clases pero solo se trataba de un leve presentimiento al que le restó importancia. Tomo su bolso tomando un profundo respiro.

- Bueno, otro miserable día más...- Dijo saliendo de su habitación, cerró la puerta procurando no hacer ruido y despertar a su madre -"Aun no se ha levantado..."

Bajo rápidamente las escaleras, yendo a la entrada poniéndose sus zapatos, escucho una puerta abrirse en el piso superior, se levantó tomando la perilla de la puerta.

-Ya me voy... -dijo al salir, sin siquiera esperar una respuesta.

Al final de la escalera se encontraba una mujer recién arreglada con un delantal de cocina mirando la puerta.

- Que te vaya bien, Tsu-kun -respondió a su hijo que ya no se encontraba allí.

Corrió por la calle al principio y después empezó a ir más lento. Ya había pasado mucho desde la última vez que se sentó a desayunar adecuadamente con su madre, siempre se aseguraba de salir de casa antes de que ella se despertara, quería evitarle tener cerca su presencia, no quería arriesgarse con ese extraño presentimiento que tenía.

Caminaba a paso tranquilo hacia el instituto, siempre iba con tiempo de sobra y no tenía necesidad de apresurarse, cerca de él había uno que otro corredor, atletas que hacían sus entrenamientos de la mañana, vecinos conversando y uno que otro paseando a su perro. No había nada fuera de lo común, mientras caminaba frotaba sutilmente con sus dedos el final de su corbata, tenía una sensación extraña, solía pasarle en raras ocasiones y tendían a ser cosas pequeñas y sin ninguna importancia para él.

Llego a un cruce con algunas tiendas pequeñas entre ellas una vieja librería que frecuentaba de vez en cuando. Se detuvo observando la vidriera, esperando unos segundos entro siendo recibido por el descriptivo olor a hojas de libros viejos y pegamento, la campanilla de la puerta sonó haciendo reaccionar a un señor mayor que se encontraba del otro lado sacudiendo repisas.

[AU] Sentimiento EncontradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora