EL VISITANTE.

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EL VISITANTE.

A tan solo dos meses de nacer él bebe Sasha tuvo un sueño con aquel chico que apareció delante de su casa aquella tarde, y en ese momento tras despertar exasperada decidió ir a visitar a su abuela a la mañana siguiente pues ella le daría la respuesta que tanto deseaba saber, pero no quería admitir, si sus sospechas eran ciertas tendría que sentarse a mantener una larga conversación con Dorian quien tendría la opción de tomarla como una loca o aceptar lo que podría ocurrir.

A las ocho de la mañana siguiente después de que su marido fuera al trabajo llamo a casa de sus abuelos para avisar que en dos horas estaría allí. Hacía muchos años que Sasha no visitaba la casa de sus abuelos concretamente desde la muerte de su abuelo, tal vez porque no se sentía lo suficientemente preparada para admitir que la próxima vez que entrara por aquella puerta no estaría su abuelo para recibirla con un abrazo enorme y contarle alguna de sus anécdotas

Tras hora y media en bus y media en taxi llego a aquella casa en la que su infancia fue participe de diversos acontecimientos poco creíbles para cualquier persona normal. Se detuvo delante de aquella enorme casa de dos plantas con múltiples habitaciones, de ladrillo, colgando un gran par de macetas con preciosa flores y todos los colores, toda una enredadera que apenas dejaba ver lo que había detrás, rodeado de un enorme jardín con flores, un césped de verde esplendido y grandes árboles en las esquinas y en el centro, su abuelo los había plantado cuando llegaron a esa casa recién casado con su abuela. Por unos momentos se imaginó a ella misma corriendo por aquellos pasillos de grava perseguida por su abuelo sonriente que la decía Te atrapare pequeña Sasha y luego en un momento rápido acaba en los brazos de su abuelo riendo felizmente juntos mientras su abuela les decía que tuvieran cuidado y fueran a comer la deliciosa comida que solo ella sabía preparar y que impregnaba toda la casa dejándote unas ganas increíbles de comer. Respiro profundamente y siguió caminando en dirección a la puerta la casa estaba algo deteriorada seguramente porque mi abuelo ya no estaba allí para arreglarla como solía hacer con el resto de la casa, pero por lo menos las flores, el jardín estaban cuidados, eso significaba que su abuela no estaba tan mal como para descuidarlo todo, llamo a la puerta y su abuela la abrió la puerta, una anciana, de cabellos blancos como la nieve y una mirada que dejaba ver su perdida pero aun así un poco de luz y felicidad al ver a su nieta allí delante después de tanto tiempo, la abuela bajo la mirada hasta la tripa de Sasha, sabía que estaba embarazada pero no la había visto todavía, llevaba un vestido blanco con flores que la hacían ver tan angelical, ya no quedaba nada de la pequeña Sasha en aquella mujer más que su hermosa sonrisa, hasta sus ojos reflejaban otra cosa, nostalgia y melancolía

-Hola cariño, cuanto tiempo sin verte.

-Hola abuela, perdón por no venir antes, no estaba preparada.

-Pasa, entiendo que no lo estabas, pero no te preocupes, pasa por favor.

El salón estaba tal y como la última vez que estuvo allí para despedirse de su abuelo, se sentaron en un sofá una delante de otra.

-Qué es eso que te ha hecho venir hasta aquí.

-Púes varios motivos abuela, como estas, que tal lo llevas, por lo que he visto en el jardín realmente bien.

-Estoy bien a tu abuelo no le habría gustado que me deprimiese y no hiciera mi vida día a día para que todo fuera bien, ni mucho menos que descuidase el jardín de su pequeña Sasha, tu abuelo te dejo esta casa en su testamento, pero como no te presentaste a la lectura no lo sabias.

-Abuela no vengo por el testamento ni mucho menos, mientras tu estés viva todo lo que era suyo es tuyo y nadie te lo debería quitar, he venido por algo más profundo.

-Es por tu bebe y si le ocurrirá lo mismo que a ti, ¿no es cierto?. - Sasha suspiro profundamente porque de eso mismo se trataba.

-Los tiempos cambian abuela, tal vez tu y yo hayamos tenido mucha suerte pero puede que él bebe no la tenga y me preocupa que algún día quieran quitármelo porque lleguen a pensar que está loco o que el propio Dorian haga algo al respecto.

-Cariño para evitar todo eso debes actuar desde el principio, puede que tu hijo pase lo mismo que tu o puede que no, ha habido veces en las que lo que nos pasa a nosotras se saltaba generaciones, no depende de nosotros depende de cómo vayan las cosas a los otros, eso ya lo sabes.

-Entonces que me sugieres que hable con Dorian y se lo cuente todo, me tomara por una loca, podría quitarme hasta a mi hijo y dejarme fuera de su vida en un abrir y cerrar de ojos, no quiero que eso ocurra. - El tono en el que hablaba la muchacha demostraba su clara desesperación.

-No creo que él sea capaz de hacer tal cosa, porque no vienes un día de estos con él a cenar y le explicamos los que ocurre para que no crea que estás loca, te ayudaré a convencerlo, así los dos podréis ayudar a que él bebe cuando llegue su momento esté preparado para todo lo que pueda ocurrir. - Esto ciertamente tranquilizo a Sasha en parte, pero lo más difícil aún no había comenzado.

Al acabar de hablar con su abuela, llamo a Dorian para que esa noche estuviera allí con ellas dos cenando.

Mientras las dos se preparaban para la cena, Sasha ayudando a su abuela con la comida ya la mesa Dorian llegaba con una botella de vino como agradecimiento.

-Buenas noches señora Nichols.- Un beso en la mano de forma educada marcaba el comienzo de una velada un tanto agitada y desconcertadora.

-Pasa hijo, y ya sabes puedes decirme abuela, al fin y al acabo eres de la familia.- La abuela acompaño Dorian hasta el comedor que se encontraba bien arreglado, centros de mesa florales, candelabros que daban una sensación de un ambiente cálido, la vajilla para cenas importantes estaba puesta, y el sabroso olor de la comida invadía ese bello comedor amplio.

-Se me olvidaba, he traído vino, aun que Sasha no pueda tomar no significa que la abuela no deba privarse de un buen vino.- Sonrió ligeramente como símbolo de amabilidad y le ofreció la botella de vino, ella lo cogió y lo dejo sobre la mesa.

-Así es, un buen vino siempre se agradece, bueno si no te importa llamare a tu mujer para decirla que ya has llegado y que por consiguiente podemos comenzar la cena, siéntate por favor.

Dorian tomo asiento mientras que la abuela iba en busca de Sasha por una de las tantas puertas que tenía aquel comedor. 

Altair en un mundo nuevoWhere stories live. Discover now