|Capitulo 3|

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Canción : Apologize - Cigarette After Sex.

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La pareja se encontraba comiendo, en uno de los restaurantes mas populares de Cancún. París pensó en lo estúpida que era al hacer esto; estaba claro que a él le importaba un rábano todo lo que hacia por él. La última noche la había lástimado, sin recibir ningúna disculpa.

En ese momento, se había arrepentido de haber planeado ese viaje. Sin darse cuenta, habia estado llorando, Martijn la miraba confundido.

-¿De nuevo vas a ser un drama por la comida? Respeto que tu seas vegana, pero tenía ganas de mariscos - bebé del vino, haciéndo su arrogante sonrisa.

París se secó las lágrimas, avergonzada.


- Estaré afuera, quiero tomar aíre - informó, para ser ignorada. Suspiró y se encaminó hacia afuera. La atardecer era lo que más le gustaba apreciar. Le traía recuerdos de los buenos tiempos... Cuando él la amaba.

"Ver un atardecer da una paz increíble. Es como si al meterse el sol, se llevará con él todos problemas que tuviste durante ese día. No hay mejor satisfacción para mi,que verte sonreír, y recibirme cuando llegó de un largo día de trabajo. Vemos el atardecer; y le decimos adiós al Sol, para darle hola a la Luna y amarnos bajo su luz entré las sábanas ."
Aún recordaba sus palabras. Pasaron de amarse, de contarse todo; para ser dos desconocidos, que solo los une un acta de matrimonio.

El viento revolvía su cabello castaño, como si con el se llevará esos recuerdos... Esos recuerdos que en ese momento solo eran cenizas, Martijn se había encargo de prenderles fuego.

La música dentro del restaurante empezó a escucharse. Se encontraban en México, así que era la primera vez que escuchaba un mariachi. Sonrió.

La música le había subido el ánimo. Y su mente se aclaró. Si Martijn ya no la amaba, entonces : era hora de encontrar a alguién que la amará. Y si no existia esa persona, se tenía a ella y sería feliz con o sin alguién.

Entro de nuevo al restaurante, al mirar a su marido, sabía que se estaba engañando a si misma, no podría ser capaz de amar a alguién más que no sea él. Sus ojos de ese fascinante tono grisáceo, que tanto la volvían loca, se habían posado su atención en élla.

-Pensé que ya habías extraviado - Martijn sonrió -. Lástima que no fue así.


-No te consideria ese placer, querido. No me quieres dar el divorcio, entonces, aguántate el ver esta cara todos los días.


El castaño rodó los ojos.

París tomó haciento y lo miró curiosa. El se encontraba distraído mensajeando con quién sabe quién, no saberlo le provocaba frustación. ¿Qué tal si es con otra mujer? ¿Está quejándose con sus amigos de lo mucho que detestaba estar con élla?

Decidió alejar esos pensamientos destructivos y pedir unos tragos. Martijn ya estaba bebiendo, al contrario de élla, por mas que haya tomado lucia sobrio. París, en cambio, era mas malas copas. Cuando el mesero llegó con su bebida, estaba por darle un trago, cuando Martijn le arrebató la bebida.

-Nada de alcohol para ti -sentenció, alejando la bebida de el alcance de París.

-No es justo, ¡¿Tu puedes tomar y yo no?! - Martin le hizo una seña de que bajará la voz -. ¡No me calló! ¡Este tiempo me has limitado a todo, nadie me puede hablar o mirar! ¡CLARO, TU PUEDES HACER LO QUE SETE VENGA EN GANA Y YO NO!- gritó París, ya no podia callarse, de alguna manera, ese día estaba demasiado sensible.

Martijn le habló al camarero pidiendo la cuenta. Cuando pagó sacó a su esposa, jalandola del brazo, de regreso al hotel.

-¡¿Que miérda te sucede, París?! - apretó su agarré en el brazo de la chica -. ¡No estoy para soportar hoy tus berrinches!

-Claro, tu no tienes porque soportarme a mi, pero yo a ti si. Estoy harta de esto ¡¿Cómo esperas que me siento con tus rechazos?! ¡Me tengo que hacer de la vista gorda, para pasar por alto que te acuestas con otras mujeres! - su voz era melancolía, rota, y estaba teñida de decepción -. ¡Déjame vivir mi vida entonces, si no me deseas, déjame ir!

El no pronunció ninguna palabra, en cambió, la beso. Después de tanto tiempo, la beso y élla le correspondió. El era manipulador, estaba consiente en lo mucho que influía en París... Y sacaría provecho de eso.

El era cruel como un demonio, y con ese beso, la acababa de invitar a su infierno.

Martijn no era consiente que el podría arder también con élla.

***

7w7 espero y les este gustando. Déjenme su opinión. Al rato corrijo los errores ortográficos.

Fallidamente Casados→ Martin GarrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora