Licor

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Vodka, para estimular cada uno de mis vicios,
o tal vez un poco de tequila, me da lo mismo,
y es que a veces parece no tener sentido,
que el licor me ayude con la soledad.

Debe ser porque ampara mis actos lascivos,
en noches donde siempre voy a brindar.

No pretendo buscar culpables de mis errores,
ni de mi adicción a la bebida,
pues son tantas las emociones,
cuando disfruto de este callejón sin salida.

Pensándolo bien, me siento responsable,
por encontrar en tantas botellas, un pretexto,
un motivo para no abandonar este aposento,
mis encantos se han perdido con el tiempo.

A medianoche hasta mi subconsciente padece,
tras esa nociva mezcla que sacude mi mente,
y me hace tambalear encima de un taburete,
una forma funesta de hacerme presente.

Mientras pruebo a seducir al cantinero,
con una mirada insinuante y uno de mis besos,
entiendo lo deplorable que me encuentro,
ironía es ser títere después de haber sido titiritero.

Lo que daría por escuchar una voz sincera,
que me ofrezca un consejo de verdad,
para desaparecer toda esta mala apariencia,
y estar lista de nuevo para tomar.

Parece que todos mis vicios se han vuelto en mi contra,
desde hace varias noches que mis curvas ya no se compran,
y en mi piel solo quedan restos de un alma rota,
esa que solo aprendió a sumarle oscuridad a la derrota.

Desde el suelo me rindo ante la miseria,
pues es hora de avanzar hacia adelante,
a un mundo donde mi fuerza no se acabe,
en el que pueda volar por los aires.

Quiero sacar tantos recuerdos de mi mente,
en un mundo blanco donde todo sea diferente.

Vicios y placeres (Vol. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora