t r e s .

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— ¿Te molesta si lo grabo? — dice ella acomodando una cámara frente a mí, a lo que yo solo me encojo de hombros. — Aquí todos somos transparentes. — la mujer se acomoda en un sillón frente a mi y me estudia por unos segundos. — Me llamo Deanna Monroe y soy quien está a cargo de este lugar pero en mi vida anterior fui congresista de Ohio  ¿Tú a qué te dedicabas? 

— ¿Acaso importa? Ya no somos quienes alguna vez fuimos. — mentira. Sabía que estaba mintiendo. ¿Debería decirle a esta extraña a qué me dedicaba en mi vida pasada, como ella dice?

— Claro que importa. — insiste.

— Tres meses antes de que el mundo se fuera a la mierda me recibí en la carrera de medicina. 

 — Entonces sabrás que tus dones son muy valiosos, ¿verdad?— asiento pero se a lo que esta llegando y no quiero oírlo.  Deanna apoya sus codos sobre su regazo y agacha su cabeza mirándome a los ojos.— ¿Qué te parecería quedarte en Alexandria?

Lo sabía y es por eso que no comparto mucho sobre mi a nadie que me encuentro en el camino.  

No puedo quedarme pero esta comunidad se ve segura y jamás había estado en una así antes.

— No puedo, lo siento. 

La mujer no parece sorprendida en lo más mínimo, es más su expresión es serena y calmada. Lo cual me pone los pelos de punta.

Se lo piensa un poco pero sin más lo dice.

— Pete me ha dicho que debes hacer reposo por unos días y que aun así pasará un tiempo hasta que puedas manejarte por ti misma—yo asiento, confundida.— ¿Qué te parece si te quedas al menos hasta que estés recuperada? Tendrás una cama y un techo además de un plato de comida caliente y si quieres puedes ayudar en la enfermería para contribuir.

La verdad la oferta sonaba tentadora pero aun no se si esta gente es de fiar.

¿Donde encontrare un lugar así? Me lo pienso por un segundo, pensando en que posibilidades tengo de poder salir de aquí con la pierna hecha mierda sin antibióticos y con las pocas provisiones que tengo. 

La respuesta es fácil. Ninguna.

  — Bien, me quedo. Pero esto no sera gratis. Ayudare en la enfermería y en cuanto me recupere me largo.

Ella parece satisfecha con lo que digo y sonríe victoriosa.  

Hablamos un rato más sobre la comunidad y cómo fueron construyendo sus muros. Me contó sobre sus dos hijos Aiden y Spencer, y conocí a su esposo Reg. 

Me han caído bien, parecen una familia unida y fueron demasiado amables conmigo a pesar de mi actitud desconfiada. 

Deanna y Reg me acompañan hasta la puerta donde me esperaban Aaron y Spencer para llevarme a la casa donde dormiré. 

Mientras caminábamos por las calles de Alexandria Spencer me contaba quienes vivían en cada casa y hacía bromas para intentar romper el hielo. 

Llegamos a la manzana donde se encuentra la casa de la que tanto Aaron me ha contado en el camino y se ve inmensa.

Una vez frente a ella levanto la vista inspeccionando cada detalle y es un sueño. Cualquiera desearía tener una casa así y aquí te las regalan, es una locura. 

— Antes de que demos un paso más debes saber algo.

Confundida, miro a los ojos a Aaron esperando su respuesta.

— ¿Que? — Aaron y Spencer cruzan miradas tratando de encontrar las palabras para decirme lo que les inquieta.— Es para hoy.

— No eres la única que vivirá en esta casa.  

INNER SCARS (+18) DARYL DIXONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora