Mi Super Papá (Adrinette)

O9

Paris, 2015

—Brid, me ayudarías con esto.—Dijo mirando el horno.

—Esta bien, pero consta que me llevaras a jugar con Emma.—dijo sonriendo.

—Esta bien.—suspira.—Sabes que puedes venir cuando quieras.

—Sonríe.—Lose, por eso te quiero mucho hermanita.

Ambas hermanas sonríen y despues de una otra broma terminan teniendo fuertes carcajadas.

Marinette ingresó a la guardería y vio a Emma gateando. Una sonrisa se formó en su rostro al ver esa escena adorable.

—Tu hija ya aprendió a gatear, es tan linda —Comentó con cariño, mientras recogía a Emma y tomaba su maleta.

—Gracias, nos vemos luego, Zoé —Se despidió, saliendo de la guardería con Emma en brazos.

Marinette subió a un taxi que la llevó de vuelta a su apartamento. Una vez en casa, subió a su departamento que había adquirido con parte de sus ahorros. Al entrar, notó que todo estaba en silencio. Se preguntó dónde estaría Mochi, su gatito.

Dirigiéndose al cuarto de Emma, la acostó cuidadosamente en su cuna. Luego de este proceso, fue a bañarse, lista para descansar, ya que sabía que el día siguiente traería consigo nuevos desafíos.

...

En una habitación contigua, un chico rubio estaba recostado en su cama, boca abajo, llorando en silencio. Al lado suyo, otro niño dormía plácidamente. La escena tenía una cierta belleza en su sencillez.

Pasaron algunos minutos y el niño que dormía despertó, comenzando a llorar. El chico rubio dejó de llorar y se levantó de la cama.

—Louis, sabes que estaba tratando de dormir y tú me interrumpes —le regañó, mirando al bebé.

Sin embargo, el bebé comenzó a llorar aún más fuerte, pidiendo atención.

—Bien, es hora de tu leche —suspiró, colocando al bebé en una especie de cochecito.

Adrien se dirigió a la cocina y preparó la leche para Louis. Agradeció en su mente a Alya, quien le había explicado cómo preparar la fórmula adecuadamente. También agradeció a los vecinos por no quejarse ante los llantos del bebé, aunque en ese momento se sintiera abrumado.

Siempre se cuestionaba qué habría pasado por la mente de Marinette cuando decidió dejarlo solo con el bebé. Sabía que debió haber sido difícil para ella tomar esa decisión.

Nadie sabía exactamente qué había sucedido, pero él estaba decidido a seguir adelante. Tenía un hijo y haría todo lo posible para cuidarlo y brindarle un buen futuro.

A pesar de los desafíos, Adrien encontraba consuelo en la alegría que su hijo le traía. Estaba decidido a ser el mejor padre que pudiera y hacer que su hijo siempre sonriera.

Él sería su super papá, dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo por el bienestar de su pequeño.

Paris, 2020

El sol comenzaba a ponerse sobre París, tiñendo el cielo con cálidos tonos anaranjados y rosados. En un tranquilo parque, cerca de la Torre Eiffel, Marinette y Adrien se encontraron sentados en un banco, compartiendo miradas de complicidad mientras sus hijos, Emma y Louis, jugaban cerca.

Marinette suspiró, mirando a Adrien con determinación.

—Adrien, ha llegado el momento de contarles la verdad a nuestros hijos. No podemos mantener este secreto por más tiempo.