Capitulo 29

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HARRY
24 Diciembre de 1944

Habíamos llegado a algunos minutos y ni siquiera pasé a dejar mis cosas en la habitación, fui directo a ver a Teresa. Eran apenas las 21:00 y creo que aun estaban recogiendo.

Empecé a mirar a lo lejos, donde varias mujeres estaban entrando en el galpón hasta que la veo. Ella parece no tener fuerzas para caminar, pero lo intenta disimular.

Espero hasta que ella me mire, y entonces me doy cuenta de que tiene un ojo morado.

Una parte de mi está furiosa, pensado en quien le ha hecho eso; pero por la otra, mi corazón está acelerado al ver a la mujer que amo paralizada mirándome, después de cuatro días sin verme.

Espero a que todos se vayan. Teresa mira de un lado a otro y yo hago lo mismo, de repente siento un pequeño peso sobre mis brazos y veo que es ella, por fin vuelvo a tenerla entre mis brazos.

"He vuelto, lo prometí ¿recuerdas?" Pregunté y ella asintió, luego se separó de mi.

Mierda, odio esas nuestras barreras inútiles.

"Me tengo que ir Harry..." Dijo caminando hacia atrás sin despegar la vista de mi.

"Mas tarde pasaré por aquí, quédate despierta Teresa" Dije y ella asintió, luego entró en el galpón y yo me giré para volver a mi pequeña casa.

Las horas pasaron, y ya eran las 23:40, no podía esperar más para tenerla conmigo. Dejé mi taza de café a medias en la pila y salí silenciosamente de casa, caminando hasta el galpón de Teresa. Abrí la puerta con cuidado y me asomé intentando encontrarla entre inúmeras mujeres.

Hasta que logré localizarla.

Fui hacia ella y la sacudí suavemente. Teresa levantó la mirada, posibilitándome ver sus ojos rojos e inchados, y su nariz sangrando. Fruncí el ceño, claramente confuso.

"Ven." Dije seco y ella se levantó agarrándome del brazo.

Mierda, estaba rabioso con quien le hubiera hecho eso y descontaba mi enfado en ella.

Salimos del galpón y nos escondimos de la luz del observador hasta llegar a mi casa, donde cerré la puerta y me giré, viendo a una Teresa indefensa en medio a mi pequeño salón. Una de sus manos estaba a su lado mientras con la otra se refregaba los ojos. Ella miraba hacia abajo.

"¿Que te ha pasado? ¿Quien te hizo esto?" Me acerqué a ella sujetando su rostro entre mis grandes manos, comparadas a las suyas. Teresa movió su cabeza de un lado a otro, como si no quisiera decirme; aunque yo sabía que las palabras estaban atascadas en su garganta. "¿No quieres decírmelo?" Ella negó y me abrazó con todas sus fuerzas.

"Te echaba de menos, Harry" suspiró contra mi pecho, y yo acaricié su pelo.

"Yo también, puedes apostarlo" Dije, caminamos hasta el baño donde la senté sobre la pila y empecé a limpiarle la sangre.

"Harry... ¿Que dia es hoy?" Preguntó bajito. Era frustrante ver a un ser humano estar encerrado a tanto tiempo en este lugar que ya no sabe bien el día de la semana.

"Hoy es domingo" Dije y ella asintió. "Son las doce y uno, feliz navidad Teresa." Besé su mejilla y ella sonrió sin mostrar los dientes. Su siguiente acción me rompió.

Teresa se humedeció los labios y cerró los ojos con fuerza. Haciéndome parar cualquier movimiento.

"Hace algunos meses ni siquiera sabía si sobreviviría hasta navidad" Suspiró sollozando bajito. "Ni sé sobre mi familia... y ahora, todos los días cierro los ojos y me imagino que estoy en mi casa tomando el sol desde el jardín." Dijo y forcé una sonrisa. Ella se limpió las lágrimas que caían sobre su rostro y me miró a los ojos. No importaba cuantas veces me mirase, porque siempre cuando lo hacía, mis ojos verdes entraban en shock al ver sus ojos castaños. "Menos mal que encontré a alguien nuevo para amar." Suspiró, sin apartar la vista de mi. "Te amo."

...

655 palabras.

¡Hola! Ahora empieza la cuenta regresiva... tic tac. ¿Que pasará?

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