Epilogo

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Narrador
Tras la guerra...

El dolor que llenaba el pecho de Teresa no era poco... ella gritaba y lloraba sin parar. Aún no era capaz de asimilar que él se encontraba muerto, y que sus restos yacían abandonados en aquel campo.

Ella fue enviada a Rusia, donde recibió toda la asistencia necesaria. Su apariencia era fría, pero siempre intentaba sonreír a las personas. Todas las noches miraba al cielo y le pedía a Dios que perdonara a Harry por todo lo que hizo, pues ella sabía que en el fondo él se había arrepentido.

Los buenos y malos momentos vividos en aquel campo perseguían su memoria. Allí en la casa de descanso, conoció a un señor que afirmaba haber conocido a su padre, su situación empeoró al saber que un soldado lo había empujado contra la valla eléctrica. ¿Su madre y sus hermanos? Ella jamás sabría qué pasó, pero pensaba que al igual que su padre, habrían muerto de manera cruel.

Harry había cumplido su promesa, la amó y protegió en medio a aquel infierno.

Y ella tuvo que reconocerlo.

Tres meses después, Teresa descubrió que guardaba un regalo, uno que se lo había dado Harry: un pequeño feto. Era una herencia, y al mirar la cara de su bebé todos los días, se acordaría de su amado, sonreiría y diría "Papá nos está observando desde el cielo y... te ama mucho." Claro que Harry no sabía de la existencia de su hijo, pero ella tenía la certeza que lo amaría.

Después de un tiempo Teresa recibió una caja del correo: un abrigo verde musgo junto a un diario. Ella sonrió por la cantidad de veces que lloró al sentir el olor de su amado en aquel abrigo.

...

¡Pobre autora! No me odiéis, los finales felices lamentablemente no siempre son comunes... pensad que Teresa ahora es feliz y que Harry está descansando.

Fin.

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