amistad
Conocí a un ángel.
Era la tercera mudanza del año, yo tenía 8 años y mis padres habían prometido que sería la última.
Todo era hermoso, habían muchas casas, y ni rastro de violencia o accidentes. Una semana después de mudarnos, habíamos salido por un helado y visitamos el parque que había en el lugar, en ese tiempo era más pequeño.
Los niños jugaban y reían, aún no terminada mi helado y al final de uno de los toboganes había una niña de pelo corto que estaba llorando, me acerque a ella y vi que sus rodillas estaban raspadas, ella me miró y su mirada era tan hermosa que no parecía alguien real.-yo voy a cuidarte- le regale el resto de mi helado para revisar sus rodillas, ella no se quejó y la llevé con mis padres, quienes la curaron.
Aún faltaba un mes para entrar a la escuela.
El fin de semana ella venía con su madre, querían agradecer adecuadamente lo sucedido en el parque. Su madre tenía los mismos ojos hermosos.
Entraron y mientras ambas madres preparaban la mesa yo estaba sentada en el sillón junto al pequeño ángel.
-gracias por ayudarme ese día....- su voz apenas fue un susurro pero era una voz tan dulce.
-mi nombre es Katia, ¿Cuál es el tuyo?- respondí con un simple Cass, y el silencio nos inundó.La cena en su mayoría la habitaban las pláticas de los adultos, muy rara vez Katia y yo nos veíamos, no hubo nada más entre nosotras.
Mi primer día en la escuela fue emocionante, conocería a mucha gente y ganaría amigos, o ese al menos era el plan, a pesar de lo amable que fui nadie me notaba, ni cuando nos habíamos presentado ante todos, muchos ya se conocían o estaban ocupados, durante el receso me quedé sola en los columpios.
Quería llorar y volver a mi casa, sentía las lágrimas acomularse en mis ojos, un pequeño toque me hizo levantar la mirada, se acercó y beso mis párpados. -no llores, yo voy a cuidarte- de su suéter saco una paleta y me la ofreció, sonreí y acepte con todo gusto.
Durante toda la semana nos reunimos en los columpios pero nunca la vi sonreír, hacia bromas y cualquier cosa pero ni una mueca recibía.Me acostumbré a este ángel sin sonrisa, su compañía era muy tranquilizadora y siempre sabía que decir.
-kat- ella despegó la vista de su libro y me miró, sus ojos me seguían gustando. -te quiero mucho- sonrió.Lo conseguí, y fui más que feliz.
Otros momentos donde pude apreciar su sonrisa era cuando visitábamos a su nana, yo tomé cariño muy pronto con aquella señora, ella me consideraba como su nieta, preparaba los pasteles más ricos del mundo.
Nos cuidaba cada que nuestros padres salían a pasear.Pasando el tiempo creció más la confianza entre ella y yo, teníamos llave de la casa de la otra, sin pedir permiso entrábamos e inclusive nos llevábamos ropa.
Comíamos en el cuarto mientras hablábamos de cosas sin sentido, cuando ella se adentro a la música asiática fue casi mi tortura, no dejaba de hablar de todo eso pero....nah a quien engaño, siempre es genial hablar con ella.
Dormíamos en la misma cama, comíamos del mismo plato, tomábamos del mismo vaso.
Si tú te enfermas también yo lo haré. A pesar de estar sucias o con fiebre encima nos abrazamos.Compartimos muchas cosas juntas, como hermanas pero sin ser hermanas.
•••
-despierta!!!- el golpe de la almohada me hizo gruñir pero finalmente había despertado, quite la almohada y lo primero que vi fueron aquellos ojos. -hermosos- sonrió y beso mi mejilla.
-tan temprano y ya me coqueteas, lastima que ya estás con alguien- la abracé y finji roncar, ella solo se retorcía y hacia gestos raros.
-kat, te quiero mucho-
-yo también te quiero mucho Casey- nos miramos y ella sonreía.Sigue siendo un ángel.
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Days
Short Storyla desastrosa vida amorosa de Casey Tomás..... o quizás ahora tenga un cambio.