Luego dio otro paso, y otro, y otro y así comenzó a caminar sobre ese vació que ambos creían que había. Al fin y al cabo, no había ningún vació en ese lugar, era su imaginación, el miedo los tenía tan controlados que creían que estaban caminando sobre un precipicio.
— Te dije, no había ningún vació aquí. Aunque quizás si lo había, pero pudimos cambiar esa realidad. Bueno, pude, no creo que un plebeyo como tu tenga tales poderes.
— Pero ¿cómo lo haz hecho? No creo que sea un poder, nuestro creador no podría haber creado tal habilidad, pues podría despojarlo de su trono. Si pudieras cambiar el mundo a tu parecer entonces El ya no tendría control total por lo tanto perdería su título de creador.
— No necesariamente. La existencia de otro creador no hace que el primero deje de serlo. Es decir, puede seguir creando, hasta podría cooperar con el otro creador y hacer creaciones incluso mejores.
— Si, tienes razón. Aunque como te dije con anterioridad, no creo que nuestro creador nos permita tener tales capacidades. Quizás es un error. Es más, seguro que ya lo soluciono. Probare hacer algo yo.
Remers imagino el cielo sobre él, con enormes nubes esponjosas, pájaros de todos colores viajando por esos caminos etéreos y puros que el viento trazaba y frente a el vio una escalera arremolinada, hecha de piedra moldeada a la perfección, que desembocaba en la superficie. Sin embargo eso no era la imaginación de Remers, era lo que había en ese mismo lugar, eso era la realidad ahora.
Hoy es un hecho histórico. Mis propias creaciones han conseguido conciencia de si mismos y han logrado moldear el mundo que los rodea a su parecer. Han descubierto de mi existencia omnipotente. Si bien es un hecho emocionante me temo que es demasiado peligroso, por ende haré todo lo posible para evitar que descubran que su esencia es igual a la mía, que son humanos, porque no. No son simples personajes. El mundo en el que viven es real, la gente allí respira oxigeno,bebe agua, emite sonidos, e incluso piensa. Es mas real que nuestra realidad, pues personas de otro mundo pueden comprobar su existencia, mientras que nosotros no somos parte de una historia, por ende nadie mas que nosotros mismos puede decir que somos reales. ¿O somos una historia que otra persona esta contando? ¿Yo soy parte de una historia?¿Quien lee este escrito, es parte de mi mundo? ¿o es un simple receptor de mis palabras que imagina lo que digo? ¿Si lo imagina es real, o es... ficción? ¿Yo soy ficticio? ¡Bueno basta! si sigo así terminare enloqueciendo en este infinito ciclo de preguntas. Yo no soy un personaje, soy un creador y punto. No voy a dejar que mis propias creaciones me lleven a la locura, pues al fin y al cabo es como llevarme a mi mismo a esa tormenta de sinsentidos.
Lo corregiré fácilmente:
Tras un dialogo confuso y estúpido, Remers y Larieth se fueron de la ciudad y comenzaron su travesía hacia el campo para vivir una nueva vida. Esa noche acamparon en las afueras de la ciudad y mientras prendían la fogata, la puerta del castillo terminaba de abrirse. Luego subieron a un carruaje que ofrecía viajes hacia los pueblos a precios baratos, pues eran usados por los campesinos y comerciantes que viajaban con poco. Los asientos eran de madera y tenían un pequeño tapizado de tela que imitaba las formas geométricas trazadas en los almohadones de lujo, pero estaban mal tejidos y el único relleno era un poco de paja seca que aunque parezca extraño, resultaba cómodo. Los caballos trotaban a una velocidad intermedia, para evitar que los pasajeros viajasen a saltos todo el camino. Lógicamente esto lo hacían porque su dueño los obligaba con un complejo sistema de cuerdas que le permitía manejar la velocidad de los caballos.
Se dirigían a un pequeño poblado a cientos de kilómetros de la ciudad llamado mealtown, donde se rumoreaba que hacían la mejor cerveza del mundo. Seria un largo viaje.— Nunca había viajado en carreta, ahora entiendo porque son tan populares. Uno puede dormir y seguir avanzando, al contrario de ir en tu propio caballo, porque si uno se duerme, a saber en donde se mete el caballo cuando no lo diriges. Imagínate, podrías aparecer en medio de la montaña, incluso en otro país. ¡Vivan las carretas! — Grito Larieth con entusiasmo. El hombre que manejaba los caballos giro su cabeza y lo miro extrañado y volvió a su tarea.
— Sepa disculpar la inocencia de mi compañero, como vera no conoce el mundo real, su único oficio siempre fue el de héroe. Su vida siempre giro en torno a el rey, las princesas y las bestias salvajes.
— No se preocupe, ya estoy acostumbrado, de tantos viajes que he hecho me he cruzado con personas de todo tipo. Una vez lleve a un hombre que decía venir de otro planeta— Respondió el carrero.
— ¿De otro planeta? ¿Y como llego aquí?
— Dijo que vino en una carreta que podía volar como las aves.
— ¿Pero porque vino a este planeta, tenia un objetivo o algo así?
— Dijo que estaba buscando trabajo porque en su planeta había falta de recursos. Me explico que no tenían mas madera ni agua. Me pareció una locura, porque con la cantidad de arboles que hay aquí se me hace imposible imaginar que un día pudieran desaparecer y ni te cuento con el agua del océano ¿no?.Por eso te digo, estaba loco el hombre.
— No entiendo porque trabajo ¿que tiene que ver eso con los recursos de su planeta?
— Por lo que entendí, me explico que si conseguía un puesto de poder donde pudiera influir en el reino, podría conseguir recursos para su planeta. Pero que iba a ser un largo proceso, pues controlar a las personas no es fácil ni rápido. A decir verdad, me parece que ademas de loco era medio brujo, porque tales disparates sobre controlar e influir y no se que mas habrá dicho, solo se le ocurren a las personas malignas. Pero bueno, a mi no me intereso mucho porque al fin y al cabo solo soy un carrero y mi trabajo es llevar a las personas a su destino en tanto me paguen.
— ¡Dejen de hablar de tonterías! ¿Un hombre de otro planeta? ¿Que no haya mas arboles ni agua? ¿Robar nuestros recursos y llevárselos a su planeta? Pfff, me hacen reír, dejen esas cosas para el futuro lejano que ya bastante complicada es la vida del hombre que no sabe si tiene un destino o si va sin rumbo por la vida. Yo no creo en el destino, por eso deje mi puesto de héroe. —Dijo Larieth enojado luego de escuchar tal logica anti-absurda, porque el mismo era absurdista.
Pero que triste es pensar que Larieth si tiene un destino, pues yo lo controlo.
Y en eso se equivoca nuestro querido narrador, porque no se dio cuenta que perdió el control del destino en el momento que borro todos los sucesos pasados y comenzó de nuevo desde la salida de nuestros personajes. En ese mismo momento creo 2 posibles finales, el escrito con anterioridad, imposible de borrar, y el que remplazo a este universo anterior que, es el que acaban de leer y que parece ser el que nuestro narrador quiere continuar, para evitar a toda costa, que los personajes tomen conciencia. ¿Quien soy yo? Otro narrador, otro creador, otra persona. Pueden llamarme "El segundo" pues al fin y al cabo narro al narrador que narra la historia. Aquí termino con mi trabajo temporal pues quien debe preguntar son ustedes, no yo, queridos lectores. Que la duda invada su mente, que comience el Larieth...
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Larieth
General FictionLarieth es un héroe que decidió escapar de la ciudad con el objetivo de vivir una vida de paz y tranquilidad, sin tener que preocuparse por salvar el reino. Sin embargo su travesía termina convirtiéndose en una remolino filosófico donde los diálogos...