Dudas

282 16 3
                                    

La mirada obscura de Vegeta se movió hacia el frente para enseguida volverla a los ojos turquesa de la muchacha bajo él, aún no podía procesar del todo sus palabras absurdas poco creíbles, cerró la boca que había abierto inconscientemente tragando la saliva acumulada en esta escuchando el ruido de su propia deglución sintiendo su lengua seca al mismo tiempo ¿Es que acaso era una maldita broma? ¿En serio escuchó bien o su mente le jugaba una mala pasada?

- ¿Qué?- logró articular irguiéndose para apartarse de ella sentándose a la orilla del colchón mirando hacia el piso aun confundido por su confesión que aunque no quisiera aceptar había escuchado perfectamente.

- Tengo todos los síntomas Vegeta.- respondió la muchacha mordiendo su labio inferior incorporándose para sentarse a su lado mirando el rostro estoico del Saiyajin, aún su corazón latía acelerado, el pulso en su garganta lo notaba menos intenso pero los nervios no abandonaban su cuerpo, entrelazó los dedos de sus manos sobre sus piernas distinguiendo como sudaban sus palmas.- Creo que tendremos un hijo.- afirmó sin apartar la vista de él con una pequeña sonrisa en sus labios, quiso creer que su reacción era de lo más favorable, cuan equivocada estaba.

- ¡Eso no puede ser!- aseveró alzando su oscuros ojos perspicaces hacia la terrícola que borró su sonrisa pasando a una expresión irascible y desconfiada al notar su tono de voz alterado.

- ¿¡Cómo que no!? Hemos hecho exactamente las cosas que se hacen para fecundar una vida.- habló frunciendo sus cejas enojada poniéndose de pie sin dejar de ver al hombre que arrugó el ceño al escucharla, una leve molestia se instaló en su pecho al intuir el rechazo del Saiyajin hacia su revelación.

- No puede ser porque nuestro ADN no es compatible mujer.- respondió lo más sereno posible tratando de controlarse, no debía perder el control de sus impulsos con la débil humana pero ¿De qué demonios hablaba esa mujer? ¿O es que al caso ella…? Se paró de inmediato con su garganta seca imaginando una y mil escenas, posó sus ojos sobre la chica sintiendo su sangre hervir de solo pensarla con alguien más haciendo lo que con él hacía, empuñó sus manos mientras su mandíbula se apretó con fuerza rechinando sus dientes ¿La terrícola había sido capaz de estar con alguien que no fuera Saiyajin?

- ¿Vegeta?- lo llamó ella dando un paso hacia atrás cuando lo vio aproximarse peligrosamente, ella cerró los ojos cuando apreció que él la tomó con fuerza de sus hombros.

- ¿Qué mierda has hecho Bulma?- rugió acercándola a su cuerpo mirando sus orbes turquesa que se abrieron para observarlo con temor, su cola se movió ondeante de un lado a otro con los vellos encrespados de pura rabia.- ¡Ese vástago no puede ser mío!- añadió empujándola con brusquedad haciendo que la femenina terminara cayendo al piso.

- ¡Auch! ¡Eres un animal!- se quejó al caer con golpe sobre la alfombra roja de la habitación, elevó su mirada para verlo sintiendo una punzada intensa en su pecho, una tras otra percibiendo como dolían en lo más profundo, ya había imaginado muchas veces que él podía reaccionar así, estaba consciente que los seres de esa raza eran unas bestias sin corazón pero de pensarlo a vivirlo era totalmente diferente, un vacío inundo su interior sin poder evitar que sus ojos se humedecieran por sus palabras hirientes ¿Cómo podía negar a su bebé sabiendo que había sido solo suya? ¿Es que acaso ese hombre no tenía alma? Llevó una de sus manos a su vientre y la otra a su boca apretándola sobre sus labios evitando que el sollozo escapara, sus lágrimas instantáneamente cayeron rodando por sus mejillas, observó al Saiyajin con odio y se puso de pie para encararlo, él le había dado la espalda.

- Eres... ¡Eres un maldito!- pronunció con desprecio limpiando las lágrimas de su rostro dejando salir su resentimiento en un suspiro angustioso.

- No te atrevas a insultar a tu Príncipe terrícola estúpida.- bramó girándose para verla nuevamente, en ese momento era capaz de pulverizarla allí mismo, sintió una sensación de incomodidad en su pecho y aunque jamás había percibido aquello lo relacionó con dolor, pero no era meramente físico, era rencor hacia ella e impotencia de no poder simplemente lanzarle una esfera de energía para acabar con su miserable vida y la de ese chiquillo que llevaba dentro.- ¡Ve y arrímale tu bastardo al imbécil con el que te revolcaste ramera!- agregó con ira mirando a la mujer frente él que abrió la boca ligeramente sin poder creer lo que el heredero pensaba, ¿Cómo puedes ser tan cruel?, pensó en su mente conla respiración cortada apreciando cómo más lágrimas bajaban por sus pómulos negando de un lado a otro con su cabeza.

Esclava de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora