Desconcierto

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No cabía duda que se sintió incómoda en el momento en que el soldado puso una mano sobre ella, su palma enguantada se percibía tibia y pudo notar una ligera presión en el hombro que hizo ponerla inquieta, ya se había dado cuenta desde ese viaje al planeta 43 que el élite la miraba de una manera distinta, el hombre era un tanto atrevido que incluso había osado hablarle mal del mismísimo Príncipe, su pareja, ¿Es que acaso era un idiota? Ella sabía muy bien de lo que el Saiyajin Real era capaz de hacer, Broly se lo había dicho pero no podía lograr entender por qué este sobrepasaba la línea del respeto no solo hacia el heredero sino hacia su persona, ella estaba con alguien y no con cualquiera para que ese tipo pretendiera que podía manosearla descaradamente, arrugó sus cejas dejando salir un bufido y alzó la vista para posarla en el sujeto, abrió su boca ligeramente para decirle que dejara de tocarla cuando escuchó la voz de él, movió su cabeza lentamente posando su vista hacia el punto de donde escuchó provenir esas palabras abriendo sus párpados con sorpresa al percatarse de quién se trataba, nada bueno saldría con ese par en el mismo lugar.

- ¿¡Qué demonios está sucediendo aquí!?- fue lo que la peliazul escuchó salir de la boca de Vegeta, sintió como el soldado inmediatamente apartó la mano de ella pero no por ello habrían menores consecuencias, sabía lo temperamental que era el heredero, pero no en su cumpleaños, no permitiría que ese par de cavernícolas discutieran en la fiesta que su mejor amiga se había esmerado en prepararle. Pudo observar que el Príncipe descruzó sus brazos de su pecho bajando sus manos hacia los costados de su cuerpo apretándolas en puños, su cola se desenroscó de su cintura avanzando con pasos pesados hacia ellos y su respiración se volvió pesada entreviendo lo que allí pasaría.

El andar del Saiyajin resonó en el silencio que se había formado en la habitación, las muchachas que acompañaban a la peliazul hicieron una reverencia manteniendo la cabeza baja al igual que los demás guerreros que se pusieron de pie al verlo inclinándose ante la realeza, Raditz que había notado que su compañero Broly puso atención especial sobre la hembra del futuro Rey se dio cuenta rápidamente de lo que ahí estaba sucediendo, si su razonamiento era acertado podía deducir que el élite estaba interesado en esa mujer de cabello turquesa, es un imbécil, se atrevió a pensar alzando sus ojos sin deshacer su postura observando al Saiya, de todas las decisiones posibles, poner esa clase de intenciones en aquella mujer era lo peor que pudo haber hecho su compañero.

- Vegeta.- fueron las palabras que rompieron el silencio y en seguida la terrícola se acercó al joven que se detuvo al verla venir ¿Qué se creían ese par de estúpidos? ¿Qué podían verle la cara sin tener consecuencias? ¿Qué pensaba esa escoria? ¿Qué podía cortejar a su hembra como si fuera libre?Maldito bastardo, especuló para sus adentros posando su mirada aguda en la muchacha que no detuvo sus pasos hasta estar frente a él sino que se aproximó más de lo que debía e hizo lo que nunca esperó, Bulma le depositó un beso en la mejilla para luego alejarse unos centímetros y sonreírle, las orbes obscuras de Vegeta viajaron desde esos rosados labios carnosos con los que la femenina le había propinado demostraciones de afecto para luego subir a sus ojos turquesa que lo detallaban con alegría, hasta ese momento fue que procesó todo lo que aconteció pudiendo sentir las pequeñas manos de ella sobre su pecho y automáticamente las tomó apartándolas de su cuerpo.

- ¿¡Qué demonios haces!?- cuestionó posando su vista en los demás que habían deshecho sus posturas de reverencia y habían observado el espectáculo que la tonta de su concubina había dado ¿Cómo se atrevía a tocarlo en público? Arrugó el entrecejo endureciendo su mirada escudriñando a todos en aquella habitación lo que provocó que agacharan nuevamente la cabeza con sumisión.

- Gracias por venir a mi fiesta, me alegra tanto que me acompañes.- logró decir la ojiturquesa al ver que el semblante de él cambió y sus músculos se relajaron, no se le había ocurrido hacer nada más en ese momento que acercársele y besarlo, y aunque eso lo planeó en unos segundos con la intención de distraer al Saiyajin Real para evitar una posible disputa entre él y el soldado sus palabras habían salido con espontaneidad al igual que su sonrisa, ahora que lo pensaba, en verdad podía notar la felicidad que estaba estancada en su pecho, quería lanzarse sobre él para darle uno de esos besos fogosos que en la intimidad él le correspondería con la misma intensidad.

Esclava de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora