Fruicion

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En una de las habitaciones del castillo en la planta baja se encontraban las Saiyajin élite que había presenciado el desarrollo del torneo, el lugar era una alcoba de gran tamaño adaptada para que las hembras permanecieran ahí hasta que fuera elegida la que sería la esposa del heredero el día de su coronación. Cada una tenía su cama, su propio closet y tocador, cerca de la puerta estaba dispuesta una sala y al lado de esta un gran ventanal por donde entraba gran parte de la luz del día iluminando el enorme recinto mientras que al fondo se disponían las duchas, muy a diferencia de los soldados que contaban con habitaciones individuales, ellas debían compartir recámara y mantenerse lejos de los machos en el plano sexual mientras no fuera proclamada una Reina, era sabido que si aspiraban a la corona debían mantenerse puras e íntegras, esa era una de las condiciones con las que debía contar la mujer que el futuro Rey desposara además de ser una excelente guerrera. Caulifla y Kale que eran parte del escuadrón élite del Saiya Real estaban incluidas dentro de las femeninas que podrían ser la madre del hijo del Príncipe y gobernar junto a éste.

Caulifla estaba sentada en un banquillo de patas altas frente al espejo del peinador donde se observaba en tanto cepillaba su melena negra y alborotada, todas estaban en lo suyo mientras el silencio reinaba en ese instante en aquella gran habitación, en un momento la chica giró su cabeza para ver a su compañera que se encontraba a su lado izquierdo en otro tocador, la miró pensativa con su rostro sostenido en ambas manos y los codos apoyados en la mesilla viendo directamente su reflejo en el espejo ovalado que tenía enfrente.

- ¿Te ocurre algo Nyu?- cuestionó con tono de voz suave sin dejar de ver a la femenina de piel morena clara, cabello negro totalmente lacio y largo hasta media espalda llevando un flequillo abundante sobre la frente, sus ojos eran grandes con espesas pestañas, expresivos, en tono azabache que le daban una apariencia dulce muy al contrario de su carácter. Esperó a que ella respondiera durante algunos segundos en el que la miró solamente bufar dando a conocer su estado de ánimo nada apacible, dejó el peine sobre el mueble girando su cuerpo sobre el asiento para quedar de frente a la Saiya, viró sus ojos para posarlos en la otra mujer que se acercó a la Saiyajin que llegó hasta la antes mencionada y elevó sus manos para tomar su pelo acariciándolo.

- Dinos Nyu ¿Qué te sucede?- preguntó la jovencita que estaba vestida al igual que las demás con el traje típico de los Saiyajin y su armadura sobre su traje spandex que a diferencia del de los hombres llevaban un enterizo negro parecido a un traje de baño de una sola pieza de los que usaban las mujeres en la Tierra.

- Apricot, estaba pensando en la tipa esa a la que el Príncipe se le acercó en el torneo.- expuso frunciendo el entrecejo poniéndose erguida dejando que su amiga acomodara su cabello con sus dedos.

- ¿Ah sí? ¿Y qué sucede con ella?- interrogó Kale al escuchar la respuesta acercándose para sentarse al lado de Nyu en otro banquillo.

- ¿Es que acaso no se dan cuenta? Por cómo se dieron las cosas intuyo que esa mujer debe ser esa de las que todos hablan, la concubina que él mantiene en su recámara, de lo contrario no se hubiera tomado la molestia de llegar hasta ella.- comentó enojada llevando sus dedos a sus mejillas revisando su piel, era vanidosa, engreída y siempre se mantenía al tanto de su aspecto físico por si algún día se daba la oportunidad de hablar con el Príncipe, nunca lo había visto tan de cerca como en ese instante en que lo miró aterrizar frente a esa extraña chica de cabello turquesa, desde que lo vio y detalló sus facciones de su atractivo rostro varonil no había podido sacarlo de su mente, agradecía a su suerte ser parte de las candidatas para ser su esposa y futura Reina, daría todo de sí para que la eligieran.

- Si fuera así, el Príncipe Vegeta la hubiese invitado para que lo acompañara ¿No crees?- respondió Apricot mirando a través del espejo a la chica mientras continuaba peinando con sus dedos su cabello azabache.

Esclava de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora