Filia

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~12~

~Filia~

Kyungsoo y yo parecíamos niños pequeños jugando en la calle, contándonos historias y pateando piedras por los tejados planos de aquellos edificios. Ambos reíamos con nuestros pulmones llenos de alegría, las lágrimas habían marchado lejos y nuestros cuerpos temblaban de la emocionante sensación del relax.

Kyungsoo se había subido a un respiradero para actuar una de sus historias y yo no le había dejado caerse. Habíamos corrido, echado carreras desde un extremo a otro de la cubierta, llegando a deslumbrar las luces de la calle a nuestros pies al llegar a la meta. Habíamos observado la poca gente nocturna que paseaba por la calle, como dioses a las hormigas, relatando sus vidas y prediciendo su futuro.

Acabamos volviéndonos a tumbar sobre el hormigón de la cubierta, dejando nuestra respiración resonar en nuestros oídos y las gotas de sudor helándose por el frío. Las últimas carcajadas sonaron cansadas y se apagaron con suspiros.

Me quedé mirando de nuevo el cielo antes de notar su pequeño cuerpo acercándose al mío hasta tener pleno contacto.

-Hace frio- Se excuso

Yo me reí porque me parecía tierno y demasiado dulce para ser él.

-Me caes bien Park

-Vaya también te sabes mi apellido- Le mire con la sorpresa de encontrar su mirada clavada en el fondo de mis ojos

-Se muchas cosas sobre ti- Dijo, dejando a un lado el tierno Kyungsoo para dejar paso a una voz grave y profunda

Me sorprendí mirando sus gruesos labios moverse lentamente hasta que con un movimiento silencioso mordisqueó su labio inferior dejando una mancha de perlada saliva a la luz de la luna. No quise apartar los ojos.

-Tú también me caes bien Kyungsoo...

-Do Kyungsoo...

-Do... Kyungsoo...- Susurré y me supo bien su nombre en mi boca.

Bajando de nuevo las escaleras y entrando al piso relajamos nuestras respiraciones para no quebrantar la paz y el silencio que reinaban en el lugar. Las luces estaban apagadas y solo la luna alumbraba ese lugar.

No apartaba la vista de sus hombros, le seguía sintiéndome cada vez más hechizado, quería más diversión más de esa buena onda que se disparaba cuando estábamos juntos, necesitaba más de Kyungsoo.

En el pasillo, él camino hasta su habitación, y yo me sorprendí pasando mi puerta cerrada más allá, sus hombros, los cuales observaba, se tensaron y el pelo de su nuca se erizo, pero no miro hacia atrás. El hechizo siguió hasta que abrió la puerta de su habitación e ingresó en ella. Yo me quedé parado fuera, fui consciente de lo que estaba haciendo y de que no me importaba, y eso, en vez de asustarme me dio más fuerzas.

-Buenas noches - Me conseguí despedir.

Kyungsoo llegó hasta el centro de la habitación y entonces se giró para verme a la cara, la ventana estaba abierta tras el y dejaba entrar un halo de luz azulada que lo envolvía haciéndolo parecer un ser mágico. Me volvió a hechizar, con su mirada de ojos brillantes, sus labios entreabiertos y las gotas de sudor que caían por sus mejillas sonrojadas, por su cuello y se perdían más allá del pecho que se agitaba por una respiración entrecortada.

Deje que la inconsciencia me poseyera, lleve mis manos al cuello trasero de mi camiseta y tire de ella para quitármela, dejando al fénix de mi espalda volar libre, lance la tela a un lado mientras entraba y cerré la puerta a mis espaldas.

EireneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora