La Ex Amiga De Rebeca » J.C

Cuarentaiocho

El día de hoy, les traigo un capítulo muy, muy especial, que es muy importante para mi, ustedes no llorarán, pero yo si al escribirlo.
Me recuerda a una persona que fue muy importante en mi vida, que se que aunque no me guste querré toda la vida, y de ahí aquella frase que me encanto, siempre en mi corazón G...
Disfruten

"La razón de mis sonrisas"

Jos y yo teníamos una de esas tardes, en las que sólo éramos él y yo, fundiéndonos en nuestro propio mundo, olvidando todo y a todos con sólo la presencia del otro.

Jos últimamente se había vuelto bastante fan de Orange Is The New Black y yo no era mucho de la serie, prefería mil veces ver Teen Wolf que cualquier cosa, pero, si supieran lo lindo que se ve cuando sonríe y ese brillo tan lindo en sus ojos al ver cada capítulo.

Pasaría toda una eternidad viéndolo verla, era bastante especial como lo ve tan atentamente, tanto así que ni nota que sólo me la paso viéndolo.

No es como si Pipper no me agradará, pero no eran mis favoritas las series de narcotrafico y todo eso, además de que esta se basaba en la carcel, y yo ya he pisado ese lugar como para que diga que se siente agradable.

Disfrutaba hasta el mínimo detalle a su lado, el poder ver su sonrisa, el disfrutar de su voz, el sentir sus brazos rodearme, el sentirlo cerca, el saber que está conmigo, el ser simplemente parte de su vida, hasta ese detalle era bastante especial.

Me encantaba el escucharlo cantar fuera cual fuera el género hasta podría cantarme una de banda y lo amaría, el escucharlo hablar de su familia, que me cuente cosas que le parezcan tan tontas y a mi me sorprendan tanto, conociéndolo un poquito más cada día,  el ver lo que hace cuando está estresado, aburrido o incluso, feliz.

Podría hasta decirles con exactitud cuántas veces mueve su pie en un minuto cuando está nervioso, que relame mucho sus labios al día, cuánta veces se acomoda el cabello, o incluso que cuando está aburrido juega un poco con la perforación de su oreja.

Y aún así estaba bastante segura de que me gustaba cada pequeño detalle, me gustan sus ojos, sus cejas, sus pestañas, su estatura, su sonrisa, su carisma, su amargura, sus groserías, su lado pervertido, su forma en la de cerrar sus ojos, sus pequeños y casi invisibles risos que se le hacen en el cabello, su cursilería, sus abrazos, su ceño fruncido, sus labios entre abiertos, sus gorros, sus chamarras... Me gustaba todo lo que él se pusiera, y fuera parte de sí mismo, eran esas pequeñeces que lo hacen ver cómo el hombre perfecto para mí, hasta el mismo toque de sus dedos con los míos me hacían sentir que encaja perfectamente con la mía como si fuera hecha para mi.

La vida se volvió realmente bonita cuando llegan personas así como él, es ese pequeño detalle, que no puede ser visto por todos, que él me hace estar feliz a pesar de todos... Incluso si mi mundo estuviese calleándose a pedazos frente a mis ojos, el que estuviera a mi lado, me haría olvidarme de todo.

Podría fingir todo la fuerza del mundo, pero con él a mi lado siempre era vulnerable.

Ni siquiera sabía cuánto más tenía que amarlo para que la vida me regalara una eternidad a su lado, como alguna vez había dicho él "amar es mucho más que decir te amo" y si, yo también entendía el sentido de las palabras al estar a su lado.

Nunca existieran palabras para explicar cómo me hace sentir con una mirada, una sonrisa, o una caricia... Cualquier cosa que me hiciera me haría feliz, siempre lo iba a ser, y no sabia cómo agradecértelo, porque por primera vez en mi vida, había sentido aquello que dicen muchas personas, sentí que al fin había encontrado al amor de mi vida.