Oscuridad por Honor

4-Carne Trémula.

Si alguna vez has temblado de miedo sabrás apenas como me sentí aquel dia, porque (Solo los muertos han conocido el fin de la guerra) solo los muertos han sentido lo que yo sentí ese día. Viendo como esa vorágine de horror y fuego iba directo hacia nuestro castillo. Mi hijo y mi esposa estaban allí junto a cada persona que conocía. Recuerdo que en ese momento me di cuenta que el frío de mi estómago era porque perdería todo lo que amaba, todo lo que tenía, todo por lo que una vez luché y por lo que aún continuaba luchando, dicen que es la misma sensación cuando sabes que vas a morir. Saber que perderás todo por lo que has luchado en un maldito segundo, es verdaderamente indescriptible.

Aquel fugaz instante me hizo cuestionar mi existencia. ¿Qué somos?, ¿Para que vivimos? ¿Por qué existimos? ¿Por qué podemos sentir tanta alegría y en un segundo tanto dolor? O en un maldito segundo pasar de estar vivos a estar muertos terminando con nuestra vida para siempre sin saber si nuestra existencia valió la pena para alguien. (Los humanos hemos aprendido a regirnos por ciclos de horas, días, meses, semana y años que se repiten una y otra vez, dejando pasar cosas porque otro día lo harán. Pero a beses esto no nos permite darnos cuenta de que estamos en una maldita cuenta regresiva que puede acabar en cualquier momento y solo nos percatamos del tiempo cuando nos restan esos inútiles segundos).

En ese momento recordé cada segundo con mi esposa. Claudet, era hermosa pero más que eso una buena mujer, creo que merecía morir a besos y no de esa trágica forma. Mi hijo solo tenía tres años y no podría describir con palabras el amor que siento por él (si eres padre o madre me entenderás o sencillamente imaginarás lo que se siente perder lo que amas para siempre), Solo quería tomar aquella enorme bola de fuego y desaparecer.

- Ellos no merecen morir así. - Me dije

- Maldito York tu que has vivido desde que existen los humanos, tu que has conquistado países enteros, porqué lo destruiste todo. - Me pregunté.

La enorme bola de fuego arcano produce una combustión instantánea que pulveriza la piel en segundos, es tan rápida y caliente que te quema por dentro y por fuera, el fuego penetra en tus entrañas por todo orificio posible, incluso la sangre hierve, no queda nada, solo cenizas petrificadas con la forma de lo que una vez fue humano. Así quedaron todos los que he visto morir de esa forma, y tuve que revivirlo nuevamente.

En mi desesperación y solo en mis pensamientos traté de agarrar aquella enorme esfera de fuego, pero sin dudas un deseo imposible, un gesto como cuando tapas el sol fue todo lo que pude hacer. Enorme, parecía un auténtico sol purpura resquebrajando todo a su paso. Atónitos quedamos todos, mientras la inmensidad de fuego calló sobre nuestro reino, con un sonido desgarrador que apretó mi pecho e hizo vibrar todo mi cuerpo, conmoviendo hasta mi alma. La explosión hizo que mi pecho se apretara y me estremeciera y aquel sonido me dejó paralizado.

Todo ocurrió tan rápido, pero a mí me pareció una eternidad. El fuego corrió desbocado por las paredes del castillo, expandiéndose por la llanura con un sonido de destrucción igual de desgarrador que la explosión, arrancó todo a su paso y la onda expansiva que proviene del final del fuego abrazador destrozó todo y a todos ante mis ojos, cayendo la sangre sobre mí, una vez más.