Capítulo 6

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Asher.

Puedo sentir el viento golpeando mi rostro y moviendo mi pelaje, cada vez nos adentramos más en el bosque. Mi padre está con Anastasia y ella nos está guiando al sitio en donde encontraron a los cachorros. Alexa está sobre mi lomo y Nolan sobre el lomo de mi hermano junto a nosotros. Hace un rato que ellos se montaron sobre nuestros lomos ya que cada vez que nos íbamos acercando más al lugar más rápido iban los demás lobos delante de nosotros. Para no dejar a los demás atrás, cada uno se montó sobre un lobo.

Cada vez que me transformo una de las cosas que más me gustan es sentir el viento en mi pelaje, me encanta sentir el viento golpearme al correr por entre los árboles. La adrenalina recorre mi cuerpo entero cada vez que voy más rápido. Ese sentimiento me hace sentir libre, es como si estuviera volando, siento como mis patas apenas tocan el suelo mientras aumento la velocidad. Sentir el aire frío del viento, esquivar los arboles del bosque, saltar y correr son de mis cosas favoritas del mundo. Es un sentimiento único, algo que no quiero perder. Yo trato de salir a correr lo máximo posible estando en el pueblo, ya que esto me hace olvidar de todo lo que está a mi alrededor, me hace olvidar de las responsabilidades que sé que voy a tener que afrontar en un futuro, al ser el próximo alfa de nuestra manada.

En mi familia siempre supimos que mi hermano, Connor, nunca ha estado interesado en ninguna de las responsabilidades de la manda, él nunca ha tenido ese deseo de proteger a todos y hacer todo lo posible para que todos se encuentren bien, y eso es algo que nuestro padre de verdad entiende.

Connor tiene un espíritu muy calmado, a él nunca le ha gustado la violencia, al ser el primogénito es su responsabilidad hacerse cargo del papel de alfa en la manada, pero desde que era pequeño nunca mostro esa destreza de liderazgo, cuando él cumplió los diecisiete hablo con nuestros padres y les dijo lo que sentía al respecto de su futuro, mis padres lo entendieron y lo alejaron de cualquier problema de la manada. Con eso, el peso de convertirse en el siguiente alfa de la manada callo sobre mis hombros, yo lo acepte, todos dicen que fue la mejor decisión que yo era la mejor opción para sucesor.

Yo tengo habilidades únicas que nadie más en la manada posee, y es que soy el único lobo con pelaje blanco como la nieve, una bendición para todo hombre lobo, que solo sucede cada cien años. Yo fui él afortunado, mi pelaje es más liviano que el de cualquier otro lobo, haciéndome el más veloz y el más ágil de la manada, puedo no ser el más fuerte pero eso se compensa con mi agilidad al pelear, casi nadie ha sido capaz de vencerme en una batalla, él único que fue capaz de ello fue mi padre.

Todos saben que yo soy el sucesor de mi padre. Y eso es algo que espero con ansias, peor a la vez me da algo de miedo, ¿Qué pasa si no soy un buen alfa? ¿Y si arruino todo y luego todos me odian? ¿Y si tomo las decisiones equivocadas? Siempre me he preguntado ese tipo de cosas, no obstante siempre está mi familia dándome las respuestas para cada una de mis preguntas, apoyandome.

- ¡Asher! ¡Cuidado! – Las palabras de Alexa me sacan del hilo de mis pensamientos.

Es cuando noto que estamos muy cerca de un árbol gigante. En un ágil movimiento lo esquivo por poco, lastimándome una de mis patas traseras en el proceso. Paramos a unos pocos metros de distancia del árbol. Alexa salta de mi lomo en un ágil movimiento y yo me deslizo por la tierra hasta por fin detenerme. Mi pata duele, pero eso no es lo que me preocupa.

Connor y Nolan se nos acercan, para ver cómo nos encontramos. Alexa se baja de mi lomo y se para frente a mí, toca mi hocico preocupada, un escalofrío recorrió mi espina dorsal ante su toque.

La voz de la Naturaleza |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora