Capítulo 23: La visita

48K 6.6K 3.4K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lucas iba conduciendo cuando la inesperada voz varonil del demonio lo sacó de su concentración

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lucas iba conduciendo cuando la inesperada voz varonil del demonio lo sacó de su concentración.

—¿Dónde crees que vas, Lucas? —había dicho Caym, que apareció en el asiento delantero.

La aparición del varón hizo que Lucas soltara un fuerte alarido y perdiera el control del volante por unos segundos. Eso hizo que Caym lo ayudará tomando el manejo para evitar un desgraciado accidente. El primero soltó todo tipo de insultos dirigidos a su compañero, quien nunca tuvo miramientos en atemorizar a alguien tan asustadizo.
Podrían pasar diez años y jamás se acostumbraría a las apariciones imprevisibles de alguien como lo era él.

—¡¿Qué diablos pretendes dándome ese susto, imbécil?! ¡Podríamos haber muerto! —reprochó el muchacho con el corazón acelerado.

—No creo que un choque a mí me afectase.

—¡Idiota! —continuó insultando—. Siempre haces lo mismo. Ten respeto por quienes tenemos un corazón sensible.

—No estaría aquí si pensaras antes de actuar. Creía que eras más inteligente, niño. Además, ¡mira cómo conduces! Pareces borracho.

—¡Porque has estado apunto de darme un infarto! Déjame recuperar la compostura.

Caym frunció el ceño.

—Eres como un tedioso bebé; hay que cuidar de ti las veinticuatro horas porque, sino, te escapas. ¿Qué pretendes yendo a Fennoith? No encontrarás las respuestas que buscas.

—Los muertos deben saber algo. Quizás vieron a Melissa la última noche.

—Ni siquiera eres capaz de hablar con ellos, Lucas. Entras en pánico.

El muchacho apretó su mandíbula, enrojecido.

—Eso no es tu problema —espetó.

—Siempre tengo que salvarte, niño. No hay momento en el que no vaya tras tuyo.

—¿Has venido a quejarte o qué? Porque, si es así, prefiero que te vayas.

Caym emitió una risa burlona, cosa que Lucas hizo que lo mirara de soslayo conforme conducía.

Hasta que el infierno nos destruya © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora