Pills to swallow

Green Man

Luego de dejar a 2D bajo una de las palmeras que se alzaban en la verde pradera artificial, Pills se dirigió con tranquilidad hacia su habitación, subiendo las escaleras de la casa-estudio. Tenía pocos pensamientos rondando en su mente, pero algunos de ellos solo proyectaban ansiedad por escoger un buen outfit para aquella noche.

Lo primero que hizo al llegar a su habitación, fue cerrar la puerta tras de sí, y comenzó a desnudarse a medida que avanzaba a la ducha a un paso aletargado. Estaba exhausta, sin embargo sabía que su noche apenas acababa de comenzar; al llegar al baño, con su diestra abrió la puerta de la ducha y giró con suavidad la llave para permitir que un chorro tibio de agua cayera sobre su espalda. Se quedó un momento inmóvil y con la boca abierta, para deleitarse con el recorrido que hacían las gotas hasta llegar a sus glúteos y más abajo de los muslos. La guitarrista se relajó y dejó que un tímido chorro de orina cayera por entre sus piernas, suspirando a medida que esto sucedía: había leído alguna vez en aquellas revistas de cotilleo juveniles, que Madonna solía mear cuando estaba en la ducha.

"¿Y quién podría culparla? Es delicioso..." pensó la muchacha mientras cogía algo de jabón para comenzar a esparcirlo en su cuerpo. Esta noche en especial debía estar limpia, así que escogió jabones y esencias de bases frutales para perfumar su cabello y cuerpo: un poco de tinte violeta corrió por la ducha, pero su cabello todavía tenía algo color para poder distinguirlo. Sus cabellos marrón oscuro hacían un contraste ideal con la decoloración y el violeta que utilizaba, y su corte de cabello corto, le daba ese aspecto descuidado, informal y fiero que tanto le preocupaba mantener. Eran su carta de presentación después de todo.

Pills cerró la llave del agua y puso un pie fuera de la ducha para cubrir su cuerpo con una toalla. Utilizó una más pequeña para secar su cabello y se dirigió a la habitación semi-desnuda para escoger su ropa.
Una vez sentada en la cama, miró un segundo a su estuche de guitarra y sacó de allí un par de medias caladas que llegaban hasta su muslo; las enganchó a un portaligas que llevaba atado a su cintura y un sujetador con encaje que realzaba su escote y prominente pecho. Sumado a ello, coronó su busto con un arnés de pentagrama: todo el conjunto era negro, para variar.
Se puso otra falda de cuero negra que llevaba de repuesto en su maleta improvisada (en caso de noches divertidas) y encima del pentagrama, un crop top negro que dejaba ver parte de su estómago.

La joven se detuvo frente al espejo que tenía a un lado de su cama para admirar el trabajo que había hecho escogiendo el outfit... sin embargo le daba un poco igual. Se desharía de él lo más pronto posible. Era por eso que no se había puesto bragas. Cogió un poco de su maquillaje rojizo y lo puso en sus párpados; delineó con cuidado sus ojos, puso un poco de rosa en sus mejillas y coloreó sus labios de un violeta carmín. Puso en su nariz un septum de decoración con brillantes, y se puso las botas de plataforma que usaba siempre. En realidad eran el único par de zapatos que tenía.
Para finalizar, acabo de secar su cabello con el secador y lo planchó para darle la forma que deseaba. Su flequillo recto bien peinado y su cara perfilada por su melena, le hacían ver cómo una criatura frágil y hermosa en aquel paraíso plástico. Pills se observó lentamente, repasando cada detalle: todo podía ser aún más perfecto en ella, pero así se sentía cómoda. No iba a enseñar nada que no fuese fidelidad a sí misma y ella era imperfecta de por sí.

Cogió su paquete de cigarrillos y usó sus labios para sacar hábilmente un cigarro del paquete, sin embargo, al salir de la puerta de su habitación hacia pasillo para mirar de frente a la puerta de la habitación de Murdoc Niccals, e inclusive antes de poder encender su tabaco... allí estaba él.
Murdoc Alphonse Niccals. Mirándole de pie desde la puerta con un par de vaqueros negros y ajustados a sus piernas, una camiseta negra y desgarrada sin mangas y su nariz quebrada. Se veía tan apetitoso, que Pills pudo sentir un escalofrío de excitación correr por su cuello pero lo disimuló mientras acomodaba el cigarrillo en su boca.