La oscuridad cubre el horizonte y una extraña penumbra ilumina un campo de hierba seca que se mueve con las corrientes de un viento frió; unos extraños canales se esparcen por todas las direcciones, su profundidad impide a la poca luz descubrir lo que hay en su interior.
Unos gritos se escuchan a lo lejos en el ambiente, su eco resuena en el vasto paisaje mientras va aumentando su intensidad. En uno de los canales hay 3 personas corriendo, dos de ellos se tapan los oídos con sus manos mientras gritan y maldicen todo lo que se les viene a la mente. El tercero cojea rápidamente, en su rostro se puede notar el dolor que siente.
Los tres corren por una hora aproximadamente para luego detenerse y lanzarse al suelo. Después de un momento de jadeos y lamentos pronunciados entre dientes una linterna se enciende, Sánchez aparece en la oscuridad y alumbra a Leandro y Jey quienes siguen acostados en la tierra intentando recuperar el aliento. Cuando los tres estuvieron calmados una voz se escucha:
-Apaga esa linterna antes de que nos encuentren de nuevo –La voz ronca de Leandro es apenas reconocible.
Sánchez hace caso y apaga la linterna para sumergirse en la oscuridad nuevamente. Pasando unos segundos de silencio pronuncia:
-¿Qué chingados fue eso? ¿Acaso eres una especie de brujo o hechicero?
-No lo soy... –Jey contesta con una voz apagada.
-¿Se te ha ido la olla para hacer semejante cosa? –Leandro se suma –Si no eres un brujo... ¿Cómo has hecho eso?
-Las palabras de una persona tienen más poder de lo que imaginas... -Jey responde con desinterés – solo necesitas saber la combinación exacta de palabras... si hubiera terminado la oda todos estaríamos peor que muertos...
-¿Oda? –Sánchez pregunta confundido.
-Una poesía remotamente antigua que puede ser cantada... -Jey sigue tendido en el suelo como si todas sus fuerzas lo hubieran abandonado.
-¿Quién te la enseño? –Leandro entra en la conversación.
-Es mejor que no sepas algunas cosas... -Jey bosteza mientras habla.
-¿Al menos murió el pedante descomunal? –Leandro pregunta.
-Si tenemos suerte habrá quedado herido de gravedad... como no recite los versos finales no se desato completamente el poder... -Jey continúa.
-¿Te pasa algo? –Sánchez pregunta mientras enciende la linterna para verificar el estado de Jey.
Jey se encuentra tendido en el piso con los ojos en blanco, se encuentra totalmente relajado y semidormido. Entre susurros responde:
-Estoy bien... no pasa nada...
-No estás bien tío ¿Qué es lo que te ocurre? –Leandro pregunta al ver el estado en que se encuentra.
-En serio... no es nada grave... pueden seguir sin mí si es lo que quieren... -Jey contesta balbuceando –Los alcanzare más adelante... no se preocupen por mí
En ese momento Sánchez se pone de pie y Leandro lo sigue, se acercan hasta donde se encuentra Jey para verificar mejor su estado. Al alumbrar con la linterna y revisar sus alrededores pueden encontrar 3 inyectables completamente vacíos a un par de metros de donde Jey estaba acostado. Leandro los recoge y los muestra a Jey a la vez que le dice:
-Mira... no soy ningún experto en drogas pero según te metiste mucha... como sé que no vas a morir de una sobredosis...
-No puedo morir... las drogas no pueden matarme... tú no puedes matarme... Sancho tampoco... nadie puede...
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Destino Trastornado: El hijo de la tristeza
Science Fiction(¿Estás escribiendo ya? Mira no sé de qué pueda servir esto pero de igual manera lo voy a intentar así que registra todo lo que te diga, ok no todo pero tu sabrás que partes dejar en el escrito final... empezamos en 3... 2... 1...) El fin de los mun...